Sin eÑe: 2010

El mercado de Izmailovsky

El mercado moscovita de Izmailovsky es el lugar indicado para encontrar el disfraz soviético perfecto. Este gran mercado de antigüedades está situado en la parada de metro de la línea azul marino Izmailovsky. En él puedes pasar horas sorprendiéndote con todo tipo de reliquias soviéticas: uniformes militares, pósters, cascos de aviadores, armas que dan miedo, proyectiles de cañón… ¡uhhhh! Hay incluso una paradita dedicada a las SS.


Pero si preferís otro tipo de souvenires no os preocupéis. Hay Matryoshkas de todos los colores y estampados, desde Bob Esponja pasando por Ronaldinho y Bush hasta encontrar al mimoso Winnie the Pooh.
Encontraréis también ropa, instrumentos musicales, comida, películas, joyas… ¡Izmailovsky mola. Eso sí, no te olvides la paciencia en casa, a los rusos también les va el regateo!

Cervantes visita Moscú

¿Quién me hubiera dicho que entre tanto ruso me tomaría una copita de vino con Don Miguel de Cervantes Saavedra? Bueno, no fue con él exactamente, pero estuve con Ernesto Filardi, quien resucitó a Cervantes por unas horas en la capital rusa.

Iria Márquez y Ernesto Filardi son los actores de la compañía El Aula de Teatro de la Universidad de Alcalá de Henares y esta semana están en Moscú por cortesía de la Casa Museo de Tolstoi y del Instituto Cervantes.
¿Españoles en Moscú? ¿Me invitan a ver una obra de teatro? ¡Para allá me voy! “En qué se le haga merced”, título de la obra, rememora las dificultades por las que pasó nuestro más universal escritor antes de publicar El Quijote. Salpicada de humor y cargada de paralelismos con la actualidad, la obra me hizo conocer a un Cervantes joven, tenaz y, sobre todo, divertido. Apta para todos: incluso a los rusos pareció encantarles.

Si barres bien en Moscú, te vas a Canarias

Me han parecido sorprendentemente limpias las calles de Moscú. Pero todo tiene una explicación. Surrealista, pero cierto. Los mejores barrenderos de Moscú viajarán a Canarias por cortesía de las autoridades de la capital rusa al haber ganado un concurso que organiza cada año el Ayuntamiento.


Los barrenderos han sido premiados por la cantidad de escombros recogidos y no por su arte de malabares con la escoba.

Un total de 21 barrenderos moscovitas harán sus maletas para irse a las islas Canarias y doce jefes de la Administración se irán a República Checa. El porqué de estos últimos está por descubrir. ¿Burocracia rusa, molestias de gestión o…tendrá algo que ver la famosa mafia rusa?


Hasta ahí puedo escribir. Totalmente incomprensible, como la tipografía rusa.

Un trasbordo artístico

Conocido como el Palacio Subterráneo y considerado como uno de los más bellos del mundo, el metro de Moscú es una de las atracciones de la capital rusa.

Es elegante, artístico y está más que acostumbrado a los flashes. Pasear por él es como estar en un museo. En la construcción de sus estaciones colaboraron distintos arquitectos y pintores rusos. Cada estación presenta algo distinto y único, lo que hace de los trasbordos una actividad cultural bien amena.

Mosaicos, esculturas, arañas gigantescas, columnas, retratos, vidrieras polícromas… un paraíso para los amantes del arte y una oportunidad para los bolsillos ajustados, pues sale mucho más barato que la entrada a cualquier museo.

Pero eso no es todo. Los amantes de la poesía hispánica también podrán gozar mientras viajan. Y es que a mediados de octubre se inaugurará un tren dedicado a los cinco grandes poetas chilenos. Pablo Neruda, Gabriela Mistral, Gonzalo Rojas, Nicanor Parra y Vicente García Huidobro tendrán su propio vagón en el metro de la línea azul.

En él los pasajeros podrán ver un retrato y una reseña biográfica de los poetas, así como los diez primeros versos de varias de sus obras, todo ello en español y en ruso.

¡Qué alegría poder olvidarse por un momento de la indescifrable tipografía rusa!

De cañones a patines

El Parque de la Victoria de Moscú (Park Pobidy) es tan grande que hoy he pasado toda la tarde en él sin darme cuenta.

Este parque se construyó para conmemorar la victoria de los rusos sobre los alemanes durante la Segunda Guerra Mundial, todavía hoy se pueden ver algunos cañones.

En el centro de la Plaza de Vencedores hay un larguísimo obelisco que mide 141’8 metros, cifra que simboliza los 1418 días y noches de la guerra. En lo alto del obelisco se encuentra la Diosa griega de la Victoria Nike (sí, como la marca). Y a sus pies, está la estatua de San Jorge triunfante matando al dragón. San Jorge es el santo preferido de los rusos, incluso las monedas de 10 céntimos tienen imágenes de él.

El conjunto del parque es precioso y sus explanadas enormes. Por ello se ha convertido en el paraíso de las ruedas: patines, skates e incluso esquí sobre ruedas , algo que yo desconocía y que parece estar muy de moda en Rusia.

Meritxenka en Moscú

Día 1
Las diferencias entre la Europa del norte y la del este son más que palpables a pocos minutos de mi llegada.

Aterrizo en el Aeropuerto Internacional de Moscú Sheremétievo y me dirijo al punto de información para preguntar cómo llegar al centro. La chica que me atiende no habla inglés y me mira mal, parece que no le gusto. Decido preguntar directamente en las taquillas del tren y tampoco me entienden. ¿Cómo es posible que nadie en el aeropuerto hable inglés? Me imagino lo peor al llegar a la ciudad, sólo llevo apuntado el nombre del hostal y la dirección. No tengo mapa y son las once de la noche, tengo miedo.

Una mujer, finalmente, me ve tan perdida y asustada que se acerca a ayudarme y, con su mapa, me indica el nombre de la estación más cercana. ¡Spasibo! (Gracias). Empieza mi aventura rusa, nada más y nada menos que con tres trasbordos de por medio.

Llego a la estación de Belorussky y debo coger el metro. No entiendo nada, todo está en ruso, necesito preguntar de nuevo. Tras varios intentos y distintas miradas tajantes y agresivas, encuentro a mi Salvador. En un primer momento me chilla palabras que suenan a algo como “trosky, chenka e istiskaya” y le respondo que no lo entiendo. No me comprende y sigue con su cancionuski. Un gran trabajo de mímica y lenguaje corporal por ambas partes hace que nos deduzcamos. El pobre chico me acompaña hasta mi destino final y se atreve a chapurrear cuatro palabras en inglés. Pero eso no es todo, ¡Me regala un papelito con la dirección de mi hotel escrita en ruso! Spasibo, otra vez.

Ahora ya estoy cerca, según la información a unos 7 minutos, que tienen toda la pinta de convertirse en 47. ¿Será el domingo el día del botellón ruso? Mi primer contacto con el exterior fue en una plaza con olor a Vodka. Tal vez los estereotipos que tanto llegamos a criticar no sean tan falsos, ¿no? O tal vez yo estoy demasiado alerta. Pensaré en ello, me fijaré más.
Después de más de 47 minutos llego al hostal. ¡Muy bien Meritxenka: misión cumplida!

Día 2
Me quejaba de los precios en Helsinki y resulta que Moscú los dobla.¿5 euros por un Capuccino? El día tampoco empieza bien.

Con mi Capuccinsky cinco estrellas en mano, me dirijo a la famosa Plaza Roja. ¡Impresionante, grandiosa! ¡Qué bonita es la Catedral de San Basilio! Si fuera un pastelito, que lo parece, sería de fresa y chocolate. Esta catedral en forma de bulbo es extremadamente dulce, no apta para dietas.

El Kremlin, sin embargo, se presenta insípido dentro de unas imponentes murallas rojas, color que inmortaliza su pasado y su bandera. Mientras tanto Lenin, embalsamado desde su Mausoleo, se lo mira con añoranza.

Por la tarde camino sin rumbo, así es como mejor se conoce una ciudad. Pero en este caso es imposible. Es escandalosamente enorme. Todo es muy grande: las calles, los centros comerciales, las catedrales, las plazas, los pasos subterráneos, los edificios, los cochazos, los tacones de ellas, las manos de ellos… Así que, cansada de caminar por esas interminables avenidas, vuelvo al hostal, dónde conozco a Vladimir Zhogolev, un freak ingeniero en telecomunicaciones de 26 años y, lo más curioso de todo, un ruso que habla inglés.

Vladimir vive en Samara y estará dos semanas en Moscú trabajando para distintas empresas. Ha viajado mucho por Europa y le gustaría irse a vivir a Estocolmo (Suecia).

Moscú no le gusta porque no hace justicia al resto de Rusia. Argumenta que la capital es rica y moderna, que los sueldos son dos veces mayores que en el resto del país, donde hay mucha pobreza y pocas oportunidades.
Comenta que sólo un 10% de la población habla inglés, por eso los rusos no se sienten cómodos con el extranjero. Ya… pero cómo mínimo podrían sonreír –le digo-. Me responde que son muy desconfiados y que puede incluso que estén tristes porque nadie se preocupa por ellos. Ahora Rusia está haciendo dinero, pero no se queda en el país. A nadie parece interesarle, y menos a Putin, principal mafioso del país que sólo mira por su bolsillo.

Comenta también que todavía hay mucha gente que anhela el comunismo. Antes no había tantas desigualdades, ahora la gente trabaja mucho para no tener nada. La mayoría de jóvenes rusos está a favor del sistema actual, pero él no. Dice que el comunismo era mejor para el beneficio propio del país. Tal vez ahora haya más oportunidades, pero cuesta mucho encontrarlas- asegura-.

Me explica que la ciudad es peligrosa, especialmente de noche, cuando hay mucha delincuencia. Uno de los principales problemas callejeros son las peleas entre Skin heads e inmigrantes moldavos.

Vladimir dice que el alcoholismo en Rusia se centra especialmente en las zonas rurales, donde la gente no tiene motivaciones y se aburre demasiado. En Moscú, por ejemplo, la gente no bebe tanto, trabaja, tiene cosas que hacer y está entretenida.

Le pregunto si se siente europeo y me responde que no. Él que ha viajado mucho por Europa me lo puede asegurar. Dice que Moscú es sin duda una ciudad casi europea, pero que parece que va por libre y no tiene en cuenta al resto del país. Le encanta Europa, especialmente la ciudad de Barcelona para divertirse y Estocolmo para vivir. Uno de sus planes de futuro es precisamente irse a vivir a la capital sueca donde, al parecer, hay muchas oportunidades para los ingenieros informáticos.

Me pregunta sobre mí y le explico que estoy dando la vuelta al mundo. No me cree y le enseño el vídeo ganador. Alucina y me promete que esas cosas no pasan en Rusia. Se despide de mí diciéndome: “Me voy a dormir, yo soy una persona normal, tengo horarios de trabajo. Si quieres mañana por la tarde quedamos y te enseño la ciudad”.

Me voy a dormir pensando en lo afortunada que soy y contenta de saber que los estereotipos que el primer día me plantee fueron fruto de mi desconocimiento. Vladimir es un ruso simpático, hospitalario y divertidísimo. Además, no bebe alcohol.

United Buddy Bears

Pasando con el tranvía por delante de la plaza del Senado de Helsinki, una multitud de osos de colores me llamó la atención. Imaginé que era una exposición, así que bajé a comprobarlo.


Los United Buddy Bears son más internacionales que mi vuelta al mundo. Aparecieron por primera vez en Berlín, en la exposición de 2002, y han visitado ya los cinco continentes, con un total de 17 exposiciones a sus grandes espaldas.

Los 140 osos, todos de dos metros de altura, simbolizan los estados reconocidos por las Naciones Unidas. Todos ellos están dándose las manos, promocionando la hermandad, el arte de la tolerancia y el entendimiento entre los pueblos.
Los osos han sido diseñados por un artista de cada país, contribuyendo así a una exposición de arte colectivo e internacional. Se puede ver al oso Estatua de la Libertad (Estados Unidos), al oso que fuma un puro (Cuba) o bien al oso con cocodrilo (Paraguay). Tenía curiosidad por ver el oso que nos representaba. Me alegré al no verlo vestido de faralae o torero. Tampoco comía paella. El diseñador encargado del oso español fue Eusebio Pradas, quien decidió pintarlo al más puro estilo Gaudí, la figura más internacional de la arquitectura catalana.

Esta exposición llena de color y unidad tiene como objetivo ayudar a los niños necesitados. Las recaudaciones se obtienen a través de los actos caritativos dónde se subastan los osos. También existe la posibilidad de comprarlos al tamaño preferido (1 o 2 metros). Todos los beneficios se destinan a UNICEF y a otras organizaciones locales de ayuda a los niños. Hasta junio de 2010 el total recaudado ascendía a 1.614.000 euros.

El 26 de octubre los osos dejan la capital finlandesa, pero no sé hacia dónde se dirigen. Ojalá me los vuelva a encontrar por sorpresa. Aunque siempre podré hacerles una visita en su página web:



La fortaleza de Frodo Bolsón

Uno de los orgullos culturales de Finlandia es la isla de Suomenlinna, situada en la bahía de Helsinki, a unos 12 minutos en ferri. Esta fortaleza fue construida en el s.XVIII para defender al país de la invasión rusa.


Al pasear por la isla me pareció estar en un parque temático. Está repleta de cañones, barracones y murallas. Se puede incluso entrar a los antiguos refugios de la fortaleza. ¡Uhhh! A todo ello hay que añadirle que me crucé con un grupo de actores, que se dirigía al museo histórico de la isla, vestidos de militares del siglo XVIII. Así que con un poco de imaginación te ves entre fuego cruzado.
Al llegar a la zona sud, el escenario cambió radicalmente y sus colinas de césped con chimenea y pequeñas puertas me transportaron a ¨La Comarca de los Hobbits¨. Me pareció ver la casa de Frodo Bolsón, protagonista de “El Señor de los Anillos”, pero resultó ser un habitáculo camuflado para alojar a la guardia.


Esta fortaleza que en 1991 fue incluida en la lista de Patrimonio Mundial de la UNESCO es actualmente un lugar perfecto para escapar de la ciudad. Se respira tranquilidad, no existen calles asfaltadas, semáforos, ni cajeros automáticos. Sus construcciones, antes utilizadas como barracones y casas de oficiales, ahora se han convertido en tiendas de artesanía, cafeterías, museos y viviendas.

"Vamos dentro"

Después de visitar un total de ocho ciudades europeas tal vez me haya vuelto un poco exigente, pero Helsinki no me gusta. Todas las ciudades visitadas me han sorprendido con sus paisajes únicos, pero Helsinki no me ha regalado mucho más que frío. Esta ciudad es gris, triste, sin ambiente en sus calles y no demasiado acogedora, de hecho sólo dispone de cuatro hostales. La capital finlandesa es introvertida, fría y callada. Sus edificios parecen entristecidos y sus calles, sin terrazas, se sienten solitarias y poco queridas.

Si a principios de septiembre ya está a 9 ºC y se respira este ambiente, imaginad a mediados de enero que puede llegar incluso a -30ºC. Helsinki no se relaciona mucho con sus ciudadanos ni con sus turistas, nadie se lo permite. Todo el mundo está dentro.” Vamos dentro, a algún lugar acogedor y con calefacción”. Por ello, se presenta como funcional y básica. Está ahí, pero nada la hace especial.

Uno de mis mejores amigos de Barcelona ahora está en Helsinki. Me alegró pensar que sería él quien me descubriría los lugares “bonitos”. Quedé con Èric y me presentó la zona más “cool” de Helsinki, Kallio.

Este distrito sería el sinónimo de El Born (Barcelona), Trastevere (Roma) o Taksim (Estambul). Sí, Kallio también posee esa atmósfera artística y bohemia que hace de estos distritos los más modernos y juveniles, pero no se ve, no se nota. Debes entrar en sus bares para comprobar que tienen personalidad y se alejan del insípido centro. Pero desde fuera nada te lo demostrará.

Nos decidimos por Pulmu, un bar pequeño con luz tenue, sofás acogedores y decorado con imágenes deportivas de los setenta. Tomamos un café bien caliente mientras la mayoría de finlandeses bebían cerveza. Allí conocimos a Daniel, quién nos explicó más sobre el barrio.

La mayoría de los clientes de Pulmu son treintañeros de la zona que se reúnen para tomar algo y escuchar música en directo, aunque más de uno sólo para emborracharse. Daniel comenta que en Finlandia existen serios problemas de alcoholismo y lo atribuye al clima, lo que más detesta de su país.

Explica que Kallio es el lugar deseado por los estudiantes y jóvenes trabajadores porque hay variedad: existen numerosos restaurantes orientales, bares con buena música, centros de masaje tailandés y varios locales de prostitución, lo que provoca que siempre haya policía por la zona. Las viviendas son pisos pequeños habitados mayoritariamente por intelectuales, en Kallio se ubica la Universidad de Arte y Diseño de Helsinki y el Museo de Arte Moderno.

Disc Golf

Helsinki es una ciudad que urbanísticamente se extiende en una gran área formada por el centro más cercano al puerto y distintos barrios residenciales que cuentan con servicios básicos. En estas zonas alejadas del centro de la capital finlandesa –a unos 40 minutos en autobús- es importante crear nuevas opciones de ocio para sus habitantes, especialmente para los más jóvenes. Por ello nace el Discgolf, un juego que mezcla el frisbee y el golf.


En los extensos campos de hierba verde de estos suburbios residenciales de la capital, esta forma de ocio se ha popularizado en los últimos años. El juego, que sólo se puede practicar en verano dado las bajas temperaturas de los meses de invierno, presenta una estructura muy similar al golf. Así pues, a través de las llanuras y pequeñas colinas encontramos diferentes canastillas metálicas que se emplean como hoyos. Los jugadores empiezan el juego a unos cien metros del objetivo y lanzan diversas veces el frisbee hasta colarlo en la cesta. Aprovechando los últimos días de un verano que ha sido especialmente caluroso, pero que parece ya haber desaparecido, decenas de finlandeses pasan las horas divirtiéndose con este juego al que nosotros estaríamos más habituados a jugar en la playa. Una actividad que sirve, a la vez, para animar estos silenciosos barrios dormitorio en los que la gente vive manteniendo una estrecha relación con la naturaleza.



Delicioso suicidio en grupo

Finlandia es uno de los países que mayor número de suicidios registra en el mundo. Tal vez sea por la falta de luz, por el frío o bien por el alcoholismo. O puede, simplemente, que a los finlandeses les parezca una deliciosa solución cuando están en un momento crítico.


Arto Paasilinna es un escritor finlandés que ha conseguido causar furor en su país con cada uno de sus libros. “Delicioso suicidio en grupo” (Hurmaava joukkoitsemurha) es probablemente una de sus novelas más agresivas. Con su sarcasmo característico, reconvierte el drama social del suicidio en una afición nacional. Sus protagonistas son gente con una aparente vida normal pero no quieren postergar más su muerte.

La novela empieza con un empresario en crisis que intenta suicidarse. Unos ruidos le impiden hacerlo y es entonces cuando se encuentra con un coronel sobre una silla tambaleante intentando ahorcarse. Ambos personajes han fallado en su primer intento y por ello renuncian a su propósito. Crean una fuerte amistad intercambiando los motivos que los han llevado a esa trágica decisión.

Pero al parecer en Finlandia hay mucha gente dispuesta a suicidarse, así que es entonces cuando los dos amigos deciden crear una “asociación de aspirantes a suicidas”. Las cartas que reciben a diario son muchísimas, la asociación va viento en popa. Pero no es fácil decidir cómo llevar a cabo un suicidio colectivo. Finalmente, un modernísimo autobús con unas treinta personas recorre media Europa para encontrar el lugar ideal para precipitarse al vacío.

La novela es divertidísima y la variedad de personajes más que jugosa. No se trata de una novela contra el suicidio, Paasilinna le quita importancia al acto llegándolo a ridiculizar.

Esta novela fue llevada al cine por el director finlandés Ere Kokkonen en el año 2000 pero lamentablemente no se ha comercializado en España. Aunque, como dicen, los libros siempre son mejores.
Antes de suicidaros os recomiendo leer este libro. Así, como mínimo, os aseguráis morir después de algunas risas.

"Allí se vive muy bien"

Cuando quiera ser mamá, vendré a los países nórdicos”. Reconozco que en más de una ocasión esta idea ha fantaseado por mi cabeza. Todos hemos escuchado eso de “allí se vive muy bien”. Normal, dicen que la unión hace la fuerza. La famosa cruz escandinava es símbolo de fortaleza y la podemos ver en todas las banderas de los cinco países que conforman los llamados países nórdicos, sólo cambian sus colores.

Estos cinco vikingos ya han salido exitosos de la crisis. Tal vez esto sea fruto del modelo económico y político que adoptaron a principios del XX: el Estado del Bienestar Escandinavo. En materia social y educativa, los países nórdicos son los más avanzados. La sanidad y la educación son gratuitas. Incluso los estudiantes gozan de un sueldo fijo cada mes. “ Y …¿si en vez de ser madre me saco un máster?” Las familias con hijos menores de 18 años reciben una cantidad fija por niño. “No, no, mejor tengo un hijo, el chollo duraría más”.

Bromas aparte. Estos países merecen lo que tienen y por ello pagan también unas tasas más elevadas que el criticado 18% IVA español. Se merecen ser incluso más verdes de lo que son, pues cuidan y miman el medio ambiente como cualquier ecologista meticuloso. Aunque por estas tierras ya ha salido algún escéptico, como el polémico Bjorn Lomborg.

Son también ejemplo de ética y moralidad, convirtiéndose en los países más seguros y menos corruptos del mundo.

Y después de tanto piropeo, los voy a criticar. “Rubios, lo único que os falta es una pizca de consideración: no todos cobramos vuestros sueldos, bajad un poco el precio de los hostales, ¿no? ¡50 euros por una habitación compartida con 8 personas es una brutalidad! Nosotros SÍ seguimos en crisis”.

Y ahora hablo de lo que debo hablar: Copenhage

La ciudad sin sirenita

Esta antigua fortaleza vikinga me ha recibido con un sol muy cercano, increíblemente deslumbrante y, sobre todo, duradero. Algo que se agradece muchísimo viniendo de unas lluvias también duraderas en Edimburgo. Mis piernas se han cansado al pasear por Ströget, la calle peatonal más larga de Europa. Sus pintorescos canales y sus coloristas casitas me han hecho entender por qué este escenario de cuento de hadas es actualmente una de las ciudades más felices del mundo. En Copenhague se respira felicidad y tranquilidad. Los daneses no parecen estresados y ayudan al turista a sentirse cómodo. Ayer, por ejemplo, estaba completamente perdida y tuve que preguntar varias veces para ubicarme. Todas las personas a las que interrumpí el paso con mi supermapa se pararon para indicarme, con un perfecto inglés, dónde me encontraba. Todas ellas me desearon una feliz estancia. Son educados, serviciales y guapos. La multitud de bicicletas en las calles, la mayoría sin candado, me ha dado seguridad. Al pasear por los alrededores de Kastellet he decidido que en cuanto vuelva a Barcelona voy a correr como ellas. A las danesas les gusta cuidarse, hoy he visto a muchas que lo daban todo en sus carreras y aseguro que obtenían sus merecidos resultados.

Pero la ciudad se ha quedado sin Sirenita. La estatua que inmortalizaba el cuento de Hans Christian se encuentra desde el 25 de marzo en la Expo de Shangai 2010, para aportar un toque de belleza que… ¡entre tanto chino no vendrá mal! Esta era la estatua más fotografiada de la ciudad, pero la piedra que la soportaba sigue recibiendo tantos flashes como la protagonista. Esta mañana yo también lo he hecho. Me ha parecido realmente absurdo, pero aquí tenéis la piedra donde reposaba la bella sirenita. Ariel para Disney.

En los jardines del Tívoli existe una copia exacta del mismo escultor, Edvard Eriksen. Aunque siempre queda mejor ver la original. Con un poco de suerte, puedo hacerlo cuando vaya a China. Porque hasta diciembre no volverá a su lugar de origen.

El tren del silencio

Nunca olvidaré el trayecto Agra - Goa que hice en el tren local de la India. Cuando compré el billete me aseguraron que iría en First Class y que tardaría unas 20 horas. Nada más alejado de la realidad. Tardé nada más y nada menos que 35 horas, dormí en una madera que ejercía de cama y no pude dejar de escuchar la voces de miles de indios (siempre son más de mil) cantando a ritmo de sus “politonos”. El olor de los baños es algo también inolvidable, pero no os quiero hacer pasar por esto, así que las descripciones las dejo en un rincón de mi memoria. Por esos motivos y por varias anécdotas vividas en ese recorrido decidí bautizarlo como “El tren de la muerte”.



Hoy sin embargo, he conocido a su antípoda: “El tren del silencio”. El tren de cercanías de Copenhague no tiene nada que enviarle a cualquier hotel inferior a cuatro estrellas. Sus sillones son enormes, cómodos y con almohada. Te sientes importante. Dispone de unas puertas automáticas futuristas, de una mesa sobre la que poder comer y de máquinas expendedoras varias. El tren del silencio es distinguido, azul, nuevo y elegante. Tiene, además, una zona todavía más silenciosa donde está prohibido hablar por teléfono. Está insonorizada, lo que la convierte en el lugar perfecto para relajarse durante el trayecto, disfrutar de la belleza de sus verdes paisajes o bien para echar una cabezadita.

El mejor restaurante del mundo

En Copenhague se come bien, especialmente entre el 20 y el 29 de agosto. Durante estos nueve días la ciudad ha celebrado el Copenhagen Cooking Festival, el mayor evento gastronómico del norte de Europa.

Este festival ha ido aumentando de tamaño y se ha popularizado desde sus inicios en 2005. El Copenhagen Cooking Festival presenta platos típicos de la cocina nórdica e internacional.

El evento más destacado tuvo lugar el 25 de agosto, cuando un privilegiado grupo de estudiantes disfrutó de un almuerzo en el mejor restaurante del mundo este año 2010, el Noma.

El primer puesto del Bulli de Ferràn Adrià ha sido arrebatado por el cocinero René Redzepi y su restaurante Noma, que este año se presenta como el mejor.

El mejor restaurante del mundo cuenta con dos estrellas michelín y ofrece comida típicamente nórdica. Sólo se sirven platos con frutas y verduras escandinavas.

Los precios de los platos del Noma oscilan alrededor de los 200 euros, sin bebida. Dispone únicamente de 10 mesas lo que provoca unas largas listas de espera de seis meses o más. Por ese motivo no pude ir. ¡Lástima!
Os dejo el link por si queréis reservar: http://www.noma.dk/

La Escocia de Mel Gibson

Es imposible no enamorarse de los múltiples encantos de Edimburgo. Si conoces su historia sentirás admiración por ella, Escocia es patria, orgullo y sinónimo de pueblo unido. Si escuchas sus leyendas y mitos una intriga se adueñará de ti, querrás saber más, un halo de misterio envuelve la capital escocesa. Si paseas por sus eléctricos y verdes paisajes necesitarás respirar más fuerte, Escocia es naturaleza. Si contemplas sus edificios te darás cuenta de que lo moderno desentona, sería molesto y ensuciaría el resto de la ciudad, cualquier edificio con menos de cincuenta años sería visto como un intruso, Edimburgo es autenticidad. Incluso sus lluvias y bajas temperaturas llegarán a parecerte especiales.
Una de las figuras más representativas e importantes de Escocia es Mel Gibson, ¡ay, perdón, me he vuelto a confundir! Quería decir William Wallace.

¿Quién no recuerda la película de Braveheart? Esta película épica dirigida, producida y protagonizada por Mel Gibson narra la vida de William Wallace, héroe nacional escocés.

William Wallace fue un rebelde que lideró la revuelta popular contra el déspota rey Eduardo I de Inglaterra, quien quería conseguir la corona de Escocia aprovechando que el último rey no tuvo herederos.

Tras la pérdida de la independencia de Escocia, en 1297 Wallace se unió a las tropas de Andrew Murray para luchar contra los ingleses. El problema fue cuando Wallace se dio cuenta de que sus tropas eran mucho menores que las inglesas. Gracias a su inteligencia estratégica salió brillante del conflicto al decidir que el mejor lugar para llevar a cabo la batalla sería en el puente de Stirling, ciudad situada a 50 km de Edimburgo.

El puente de Stirling era realmente estrecho y Wallace despistó a los ingleses aprovechando el momento para atacar. Fue una batalla sangrienta y victoriosa para Escocia. Desde entonces, Wallace fue nombrado como Guardián del Reino de Escocia.

Pero un año después, el país fue invadido por un gran ejército de Eduardo I. Las tropas de Wallace fueron derrotadas y él se vio obligado a escapar. Se exilió en Francia (gran aliado de Escocia, pues ambos detestaban a Inglaterra) pero regresó y lo capturaron en Glasgow. Fue conducido a Londres donde lo juzgaron por traición y lo ejecutaron.

Como veis, Wallace fue el salvador de Escocia, pero muchos consideran que el auténtico héroe fue Robert The Bruce, primer rey de la nación escocesa. En la película de Braveheart la figura de The Bruce no se ajusta a la historia real. Mel Gibson quiere demasiado protagonismo. Robert The Bruce jamás traicionó a Wallace, pues ni siquiera se conocieron.

Fue Robert the Bruce quien consiguió unificar al país, quien derrotó a los ingleses en Bannockburn y quien logró que el mismísimo Vaticano y el Papa de Roma reconocieran a Escocia como país independiente. Y por ese entonces, nadie dudaba de la palabra de Dios.
Y permitidme que termine con la enérgica frase de Wallace en Braveheart: “Pueden que nos quiten la vida, pero jamás nos quitarán… LA LIBERTAD” .
Ohhhhhh… ¡Cómo me gusta Wallace! Por cierto, por Edimburgo he visto una copia barata a él. Me quedo con Mel.

Typical of Scotland

- KILTS: las faldas escocesas son tal vez lo que más llama la atención al turista. Estas faldas a cuadros tienen la peculiaridad de ser llevadas por hombres y se puede ver a muchos turistas fotografiándolas (yo lo he hecho). Los kilts se adaptaron como prenda de vestir en el siglo XVI, según cuentan para evitar mojarse los bajos de la ropa a causa de las constantes lluvias. Son símbolo de guerreros y rebeldes y todavía hoy se utilizan en el regimiento escocés del ejército británico. Cada diseño pertenece a un clan, por eso existe una variedad increíble de combinaciones a cuadros. Aunque se crea lo contrario, los kilts siguen estando de moda y existen muchísimos diseños, ahora ya independientemente del clan. Los hombres acostumbran a usarlo en eventos importantes, como bodas y bautizos. El kilt es el traje de gala escocés.


- NESSIE: el monstruo del lago Ness es escocés. Supuestamente habita en el lago Noch Less, cerca de Iverness, en las Highlands. Todos hemos escuchado su historia y probablemente sea el monstruo más famoso del mundo junto al Yeti. Esta historia se viene contando desde el siglo VI, pero no fue hasta 1933 cuando Nessie se hizo mediático gracias a los rumores de una pareja que aseguró haberlo visto. Hay que tener en cuenta que por esas fechas se acaba de estrenar “King Kong” y la monstruomanía era un fenómeno importante del momento. En 1934 R.K Wilson tomó una fotografía de la criatura y desde entonces muchos habitantes locales argumentan a favor de su existencia.
- HAGGIS: la comida en Escocia no es precisamente ligera. El plato típico es el haggi, una especie de carne picada embuchada y realizada a base de hígado, pulmón y corazón de cordero y/u oveja. Arggggg!! Aseguran que está bueno, muy sabroso y que se asemeja a la morcilla. Yo no voy a ser quien os lo explique. Normalmente el plato viene acompañado de patatas fritas y tienes la opción de aliñarlo con salsa de whisky.
- PELIRROJOS: el mayor número de pelirrojos del mundo se concentra en Escocia. Este color de pelo se asocia a los antepasados celtas, germánicos o fenicios.
- WHISKY: en gaélico significa “agua de vida” y es la bebida nacional de Escocia. Los whiskies escoceses acostumbran a destilarse un par de veces y son añejados exclusivamente en el país. Esto convierte al whisky escocés en el que tiene más renombre del mundo.

- GAITAS: Great Highland Bagpipe, la gaita es el instrumento nacional del país. Aunque muchos creen que su origen es escocés la verdad es que este instrumento de aire aparece mucho antes que el descubrimiento de Escocia. Eso sí, el país es gaitero y ofrece diferentes eventos con su música. Cada mes de agosto se reúnen los mejores gaiteros del momento en el campeonato mundial de Glasgow. En el Castillo de Edimburgo tiene lugar el Military Tatto, celebrado también en agosto, y acoge a soldados y gaiteros que interpretan las músicas que durante siglos dieron inspiración en los campos de batalla de todo el mundo.

Famosos escoceses

- Egan Mc Gregor, nacido en Crieff el 31 de marzo de 1971. Protagonista de la película “Trainspoting” rodada en Edimburgo en 1996 por el director Danny Boyle.

- Irvine Welsh el autor de la película de Boyle “Trainspotting” también nació en Edimburgo e interpretó un personaje secundario en la misma.

- Harry Potter, es uno de los personajes literarios más importantes que ha dado Escocia. Su escritora, J. K. Rowling, escribió la novela fantástica en el bar Elephant House de Edimburgo. (21 George IV Bridge)

- La oveja Dolly también es escocesa. Nacida el 5 de julio de 1996, fue el primer mamífero clonado a partir de una célula adulta.

- Snow Patrol es una conocida banda de rock alternativo de origen escocés .

- David Hume, fue un economista y filósofo escocés. Nacido en Edimburgo el 7 de mayo de 1711e Es el padre de la Ilustración escocesa.

- Conan Doyle el escritor fue célebre por la creación del famoso detective Sherlock Holmes. Nació en Edimburgo el 22 de mayo el 1859.

- Adam Smith nació en el año 1723, en Kirkcaldy, Escocia, y fue uno de los máximos exponentes de la economía clásica.

- Alexander Fleming famoso científico escocés, descubridor de la proteína lisozima y la penicilina.

- Alexander Graham Bell Nacido en Edimburgo en 1847. Los revolucionarios inventos de Bell transformaron el mundo de las comunicaciones y el entretenimiento.

- Alan Cumming este actor, guionista, productor y director nació en 1965 en Aberfeldy.

Fringe Edinburgh 2010

He tenido la suerte de aterrizar en Edimburgo en unas fechas repletas de color y sorpresas. El Festival de Edimburgo se celebra cada año desde finales de julio hasta comienzos de septiembre. Sí , sí, exageradamente largo, lo que lo convierte en uno de los festivales que más turistas recibe del mundo y lo que provoca que la ciudad duplique o triplique sus precios.

El Festival de Edimburgo incluye el Fringe, el Festival Internacional, el Festival Cinematográfico Internacional, El Festival de Jazz y Blues, El Festival Internacional del Libro y el Festival de la gente de Edimburgo.

A mí me ha tocado el Fringe ( 6- 30 agosto) y la verdad es que estoy más que contenta. El Fringe es destacado por su teatro, danza, música y especialmente por sus espectáculos artísticos de drama y comedia.

La calle principal de la Old Town, la Royal Mile, está contaminada de flyeros que promocionan las distintas obras. Es realmente toda una odisea pasar por ahí, en un momento puedes tener entre tus manos un total de 20 flyers, así que lo mejor es llevar las dos manos en el bolsillo. Se trata de un escaparate gratuito de algunos de los espectáculos que componen el Fringe, pues varios artistas ofrecen pincelazos.

Pero lo mejor para los presupuestos ajustados son los espectáculos que no forman parte del programa oficial: las actuaciones en la calle, totalmente gratuitas (siempre propinas, eh?). Ayer por ejemplo, una humorista escocesa atrajo a más de 100 personas a su alrededor. Su actuación fue realmente divertida y nos regaló una parodia de la “típica rubia tonta” que mueve su cuerpo a ritmo de aros. El espectáculo terminó con la boda de la escocesa y un joven chico del público. Siguiendo por la Royal Mile, dirección al Castillo de Edimburgo, volví a hacer otra parada: un grupo trival de músicos escoceses, que a mí me parecían más vikingos que otra cosa, actuaban enérgicamente, golpeando con garra sus tambores al compás de la gaita. Música celta a base de percusión y aire, potente y forzuda.

Hay tanto por ver en la Royal Mile que que cruzar toda la calle paseado te puede llevar varias horas. Seguro que en cualquier momento alguien te convence y terminas como todos, parando. Menudo chasco para quienes deben cruzarla para ir a trabajar. Imagino que saldrán con tiempo.

Historias de Edimburgoohhh

En diciembre visité la ciudad de Edimburgo, pasé las Navidades más frías de mi vida, pero mereció la pena. Éramos un total de cinco amigas levantando kilts en fin de año. Por cierto, a las víctimas parecía encantarles. Ahora el clima ha cambiado y las condiciones también. Lógicamente cuando vas sola te cortas más, ahora sería incapaz de levantar un kilt, pero sin embargo he decidido repetir una de las actividades que hicimos juntas: el free tour.

El free tour, del que ya hablé en Praga, es un tour gratuito de unas tres horas caminando alrededor de la ciudad. Refrescar la memoria nunca viene mal y más todavía cuando las historias de esta ciudad son sorprendentemente variadas.

Esta vez mi guía fue un joven sevillano de 25 años. Con él recorrí toda la ciudad vieja de Edimburgo y reviví las historias que ya me contaron en diciembre. He considerado más que interesante inmortalizar algunas de ellas en mi blog:
La almohada asesina de Burke y Hare

Parece imposible que en la calle más pintoresca y alegre de Edimburgo, Victoria Street, se esconda una de las historias más macabras de la ciudad. La historia de Burke y Hare, dos asesinos sin piedad.

Burke, zapatero de profesión, nació en Irlanda y se instaló en Edimburgo para seguir practicando su oficio. Fue en la ciudad escocesa donde trabó amistad con Hare. Ambos hicieron un tándem perfecto: Burke era el inteligente, Hare el fuerte. Los ingredientes necesarios para convertirse en una pareja de asesinos.

Todo empezó en un hostal de Victoria Street, donde la pareja se alojaba. La propietaria estaba llorando porque uno de sus huéspedes acababa de morir y le debía 4 libras, el sueldo de un mes por ese entonces.
Burke y Hare decidieron dirigirse a la Universidad de Medicina con el difunto cuerpo. Por él consiguieron 7 libras. Le devolvieron las 4 libras a la mujer del hostal y ellos se quedaron el resto. Vieron que ese sería un gran negocio. Por esos tiempos, nadie quería vender su cuerpo a la ciencia, por ese motivo se recompensaba tan bien.
El señor Hare vivía en un cuartito ubicado en el sexto piso de una casa muy alta de Edimburgo y fue ese el lugar elegido para realizar sus crímenes. Al caer la noche, Burke y Harve paseaban por Victoria Street e invitaban a su cuarto a un transeúnte desconocido. El discurso era siempre el mismo. Aseguraban que esa calle era muy insegura, que en ella se habían llevado a cabo varios robos y asesinatos. De esta forma, el transeúnte, dominado por el miedo, decidía seguir el consejo de esos “buenos hombres” y alojarse por una noche en su cuarto. El recibimiento era típicamente escocés: varios vasos de whisky para facilitar las cosas.
Una vez el transeúnte estaba completamente borracho, lo llevaban a la cama y cuando empezaba a roncar, llegaba el turno de la almohada asesina. Burke se encargaba de asfixiar a la víctima con la almohada y el forzudo Hare se sentaba bruscamente sobre su barriga. Una muerte limpia, sin rastros.
Las víctimas fueron muy variadas y también los beneficios. Según cuentan, los cuerpos jóvenes eran más valiosos que los viejos. Pero para hacernos una idea, solían ganar unas 12 libras, una fortuna.

Nadie sospechaba, no había ninguna prueba. Pero una mañana como cualquier otra, Burke y Hare se dirigieron a la Universidad de Edimburgo para hacer entrega del cuerpo. El profesor de medicina destapó al difunto y ¡sorpresa! Empezó a gritar, esa cara la conocía. Era su prostituta particular, con la que compartió cama la noche anterior. Era imposible que hubiera muerto en un sólo día, esa mujer estaba sana.

Se les acabó el chollo a la pareja de asesinos, fueron investigados. Juntos vivieron, juntos trabajaron y juntos fueron presos. Pero el tonto de Hare, fue más listo que el maquiavélico Burke y acusó a su compañero. Burke fue ejecutado.

A día de hoy el esqueleto de Hare está exspuesto en la Facultad de Medicina de la Universidad de Edimburgo, para mantener viva esta terrible historia. El final del cuerpo de Burke es todavía más escalofriante. Con la piel de sus manos hicieron un bolso que actualmente se puede ver en el Museo de la Policía de Edimburgo.
Me pregunto quién se lo pondría. Arggggggggh!!


Bobby, un perro fiel

En Edimurgo podemos fotografiar a Bobby como si de un personaje ilustre se tratara. Esta estatua es una de las más visitadas por los turistas y esconde una de las historias más tristes y entrañables de Edimburgo.
Bobby de Grayfriars fue el perro más fiel de toda la historia canina. Este terrier permaneció durante catorce años en la tumba de su difunto amo.

En 1858 John Gray, vigilante nocturno de la ciudad, falleció y fue enterrado en los alrededores de la Iglesia de Greyfriars, lugar de donde nunca más se alejaría Bobby. Lloviera o nevara, Bobby permanecía inmóvil al lado de su queridísimo John Gray.

Rápidamente esta historia conmovió a todos los vecinos y decidieron empezar a alimentar a Bobby y construirle un refugio en el lugar.

Años más tarde, Bobby fue adoptado por Sir William Chamber, alcalde de Edimburgo, tras una ley que aprobaba la eliminación de los perros vagabundos.
En el 72 Bobby murió y fue enterrado al lado de su amo. Un año más tarde decidieron homenajear al canino con una estatua delante de la Iglesia de Greygans.
En 1981 la Dog Aid Society de Escocia instaló una lápida en la que se puede leer: “Bobby Grayfriars, muerto el 14 de enero de 1872 a los 16 años, deja que su lealtad y devoción sea una lección para todos nosotros”. Todavía hoy la gente sigue dejando huesos y juguetes a los pies de su lápida.
Esta historia tan conmovedora fue incluso llevada al cine por Disney en 1961, ¨Grayfriars Bobby¨, basado en el libro de Eleanor Atkinson.
Reconozco que cuando me contaban la historia los ojos se me llenaron de lágrimas. Cuánto me acuerdo de mi perro. ¡Black guapo!


El corazón de los “lapos”

Delante de la Catedral de Saint Gile está ubicado el Heart of Midlothian, un corazón de piedra tallado en el suelo que señala el lugar donde se levantaba la antigua cárcel de Edimburgo.
Es el único lugar de la ciudad donde está permitido escupir. Si la policía te ve “echando un lapo” justo en el centro del corazón, estate tranquilo, puede incluso que te feliciten pues, al parecer, escupir dentro es sinónimo de suerte. Fuera del corazón, este acto incivilizado llegará a costarte unos 45 pounds.

Y… ¿por qué? El lugar era uno de los más odiados de la ciudad. En él se levantaba la antigua cárcel y además, era el lugar donde la gente debía pagar los impuestos. Cuando pagamos impuestos no nos queda demasiado buen sabor de boca. A ellos tampoco, así que escupían.

Ahora aseguran que el acto de apuntar y escupir en el centro del corazón trae suerte. Imaginad cómo se pone eso cuando juega el Heart of Midlothian Football Club, uno de los principales de la ciudad. Mejor no verlo.

Londres, para todos

Esta es la tercera vez que estoy en Londres pero he vuelto a perderme. La magia de esta enorme ciudad reside en su capacidad de recibir al turista, las veces que ella quiera, con alguna novedad, cambio, sorpresa o, simplemente, con algo que desconocía.
Londres está hecha para todos. Como diría el anuncio de una bebida que no sé si puedo nombrar: “para los altos, para los bajos, para los gordos, para los flacos (…) para todos”.

El British Museum, el Victoria & Albert, el Tate Modern o sus más de 300 museos te invitan a pasar un día cultural. Será imposible que no encuentres aquella prenda o objeto que tanto deseas en Londres. Paséate por Camden Town, Spitalfields, Brick Lane, Oxford Street, Portobello o cualquiera de sus múltiples mercados, seguro que la encuentras. ¿Quieres que todo el mundo en Facebook sepa que has estado en Londres? Tranquilo, puedes hacerte las fotos en el Big Ben, en las cabinas rojas, con los soldaditos en el Buckingham Palace e incluso desde lo más alto, en el London Eye. Si lo que buscas es buena música, la Brixton Academy o London Astoria continúan desafiando al tiempo como cabezas de cartel. Londres sigue siendo una fábrica de música, de géneros y de estilos, siempre está en evolución: Jazz, Rock, Ska, Pop, Reggae, Indie. ¿Qué te apetece hoy para comer? Da igual, recuérdalo: “para todos.

Pero lo mejor de todo es que la ciudad se está poniendo todavía más guapa. El 2012 está cerca y con él los próximos Juegos Olímpicos, así que Londres ya está entrenando. Uno de sus ejercicios diarios tiene lugar en Strarford, donde se está construyendo el nuevo estadio para las Olimpiadas. Eso beneficia a su vecino Hackney, uno de los distritos más pobres de Londres.

Hackney está desarrollándose como un distrito “trendy”, moderno, con estilo. Mucha gente joven se está desplazando al norte para competir con las zonas de Shoreditch o Hoxton, al suroeste de Hakcney. Estas dos últimas, empapadas de artistas, pubs, restaurantes y vida bohemia. Hackney está de moda, en breve saldrá en las guías como lugar imprescindible. Y es que Londres no para de crecer. Normal que esta mañana me perdiera.

London calling

Hay días que no sabes qué escribir, hoy es uno de esos. Pero tengo un motivo, lo puedo justificar. Esta mañana he salido sin ningún plan, me he dejado llevar. Londres es así, puedes callejear sin rumbo, siempre encuentras algo.
Esta mañana, después de un buen desayuno (me habitúo rápidamente a las costumbres del país que visito) he decidido bajar en Tottenham Court Road, por lo que he terminado haciendo la visita obligada al British Museum (entrada gratuita).

Puede quedar pedante, lo sé, pero todo me ha parecido muy reciente. El British Museum tiene joyas de todo el mundo, excepto británicas. Espacios y departamentos dedicados a la antigua Grecia, al antiguo Egipto, a la Roma imperial…. Hay que reconocer que sus colecciones mundiales son asombrosas, pero claro, acabo de llegar de esas tierras. Me resultó más atractivo ver las piedras en su lugar de origen. Aunque estoy segura de que muchas de ellas ya se sienten completamente british. Este debe ser el caso de la Piedra Rosetta. Sinceramente, creo que si le preguntas, ella te dice que nació en el Reino Unido… Yo no le he preguntado nada y he salido a los 40 minutos del gran edificio para dirigirme a un lugar auténticamente british, el Covent Garden. En su Piazza siempre hay algún espectáculo del que gozar. Yo y unas 150 personas más (eso es lo que he calculado), nos hemos dejado entretener por un mago más que gracioso. Después me he comido una crepe de chocolate. Es algo inherente a la visita, si vas a Covent Garden terminas comiendo algo dulce. De hecho, ahora que lo recuerdo, podría decir que este antiguo mercado victoriano huele a chocolate. Podría oler a muchas otras cosas, pues es un mercado repleto de boutiques, restaurantes, pubs, patios interiores… pero no huele a nada de eso.

Y como buena mujer que soy, no me canso de los mercados ni de las tiendas. Así que tiro porque me toca y me planto en Camden Town, distrito famoso por albergar uno de los mercados más extravagantes de Londres. Cybers, punkies, góticos, rockabillies, poppies, rastafaris y personajes excéntricos pasean por sus calles de todos los colores. Camden Town es un escaparate de combinaciones imposibles. Como el álbum de la banda británica The ClashLondon Calling“, una mezcla de estilos únicos.

Una de las tiendas que sorprende al turista es Cyberdog, de estética cyberpunk. Esta tienda que parece una nave espacial tiene dos plantas dedicadas a ropa y complementos fluorescentes, está llena de luces y flashes y una música trance a todo volumen te hace “flipar”. No vengas aquí con dos copas de más, seguro que crees estar en un after.



Después de la fiesta en Cyberdog y cansada de tanto turista, el Underground me ha llevado hasta un Liverpool Street repleto de ejecutivos tomando su merecida cerveza de fin de jornada. He continuado mi paseo hasta la zona de Brick Lane, y, no cansada todavía de tiendas, he entrado en varios locales vintage. No deja de sorprenderme que una prenda de segunda mano y descolorida te valga el doble que una nueva. Pero, así es la moda, incomprensible.

Entonces me he indignado y he decido parar de mirar tiendas. Uno de los restaurantes más curiosos de la zona de Brick Lane es el Rootmaster, un “Bustorant”, como lo llaman ellos, pues es el típico autobús británico habilitado como restaurante. The Vibe Bar tiene las mejores butacas de la zona e invita a relajarte mientras escuchas música en directo. Una buena de forma de terminar tu día en Londres.



Por cierto, suerte que no sabía qué escribir. Menudo rollo.

¿Será feo Bansky?

El arte callejero es algo que da personalidad a una ciudad. Cuando paseas por sus calles y ves un grafiti puedes descubrir algo más de ella o, simplemente, hacerte una idea de cómo son sus artistas, en el caso de que los haya.


En entradas anteriores, publiqué una en la que hablaba de la suciedad y grafitis de Roma. Esta ciudad está manchada, sus grafitis son sucios. Sin embargo, algunas son reconocidas mundialmente por su arte callejero. Ese es el caso de Londres que cuenta con uno de los más emblemáticos artistas urbanos, Banksy.

Banksy es un crítico de la sociedad británica y su obra, desvergonzada, provocadora e irónica, es ya todo un icono de la cultura y arte undreground londinenses.
Su obra se remonta a los años 90 cuando el artista empezó a pintar por las calles de Bristol. Poco después, sus obras más irreverentes lo llevaron a exponer en museos y galerías tales como Tate Modern, MOMA y Museo Americano de Historia Natural, entre otros. Uno de sus murales más conocidos y comentados es el que realizó en 2005 sobre el Muro de Cisjordania, construido por Israel.

Caminando por las calles de Londres puedes ver todavía muchas de sus obras, y digo todavía porque muchas de ellas han sido destruidas por el Gobierno Británico. Algo que no tiene mucho sentido sabiendo que distintos museos y galerías se las rifan. Incluso varios famosos han pagado auténticas barbaridades por un cuadro de Banksy. Kate Moss, por ejemplo, reconoció comprar uno valorado en 140.000 dólares. Por cierto, a la pobre se lo robaron hace tres meses en su mansión de Nueva York. ¿Tal vez haya sido el Gobierno Británico para recompensar sus pérdidas?

El último reto de Banksy ha sido un documental titulado “Exit throuht the gift shop”, que llegará al Festival de San Sebastián el próximo mes. Una película en clave de humor sobre el arte callejero en las últimas dos décadas.

La identidad de este artista es uno de los secretos mejor guardados del arte británico. Nadie le pone cara a Banksy, en Internet sólo podrás encontrar sus obras, jamás su fotografía. Hasta el momento nadie ha logrado sacarle una, o tal vez no interese. ¿Será feo Banksy?

Con un poco de suerte, en el Festival de San Sebastián algún buen paparazi consiga un robado. Esperaremos hasta entonces.

Los pilares de Canterbury

El año pasado conocí a Tom, un inglés que vivió en Barcelona durante varios meses.

Ayer decidí hacerle una visita, esta vez en su tierra. Tom vive en la ciudad costera de Folkestone, al sureste de Inglaterra, pero nuestra cita tuvo lugar en Canterbury, ciudad a 90 kilómetros de Londres.

El mayor tesoro de Canterbury es su enorme catedral, foco de la religión anglicana. Es la sede del arzobispado de Canterbury, líder religioso de la Iglesia de Inglaterra. Una de las historias más oscuras de esta catedral fue la decapitación del arzobispo Thomas Becket, en el siglo XII. Este suceso se puede revivir en la novela histórica “Los pilares de la tierra” del autor británico Ken Follet.

La Catedral de Canterbury, de estilo gótico inglés, es realmente impresionante. Mientras estábamos en el claustro revivíamos las historias de la Inglaterra medieval. Tom de eso sabe mucho, yo me limité a escucharle y prometerle que me leería la novela de Ken Follet, aunque, sinceramente, siempre me dio pereza empezar a leer ese gran ladrillo de seis capítulos.

Al ver que las historias de arzobispos, la arquitectura gótica y la iglesia anglicana llegaban a aburrirme, Tom decidió dar un giro para contarme una historia realmente atractiva: la caza de brujas de Canterbury.

Paseando por las exquisitas calles adonquinadas, me obligó a parar y hacer una foto a uno de los canales que rodean la ciudad. Despúes me preguntó: “¿Qué ves en él?”. Ingenua, contesté: “agua”…. Despúes de reírse, me pidió que me fijara atentamente y fue entonces cuando descubrí que había una silla de madera a lo alto del canal. Al parecer, en la época medieval, esa silla servía para sentenciar a las posibles brujas de la ciudad. Cuando una mujer era sospechosa de practicar brujería se la obligaba a sentarse en la silla y, posteriormente, se la sumergía durante un tiempo dentro del agua. Si la mujer moría, lógicamente no era bruja. Si sucedía lo contrario confirmaba su secreto y se la quemaba. Es decir, si por algún motivo te acusaban, lo mejor que podías hacer era salir corriendo. Tenías dos opciones, morir ahogada o bien quemada.

Si esta historia estuviera incluida en “Los pilares de la Tierra” las posibilidades de leerme la novela serian mayores.

La guerra perdida contra las palomas

La National Portrait Gallery exhibe una fotografía de 1948 de Elizabeth Taylor posando con las palomas de Trafalgar Square, en Londres. Si ahora la actriz quisiera hacerlo de nuevo, debería ir a Barcelona, pero la cuenta atrás ha empezado. Y no sólo por la edad de Taylor.


Barcelona sigue los pasos de Londres y la Agencia de Salud Pública de la capital catalana ha decidido doblar las capturas de palomas de la ciudad, especialmente en algunas zonas de Ciutat Vella.

Londres declaró la guerra a las palomas hace unos años. El alcalde Ken Livingstone fue quien prohibió en 2003 la venta de alimentos para palomas en Trafalgar Square y se presentó con un par de halcones para asustarlas. La cosa no fue mal del todo, los halcones fueron efectivos y a día de hoy el número de estos pájaros en la plaza se ha reducido considerablemente. Pero yo diría que sólo ahí, por el resto de la ciudad puedes seguir compartiendo banco con más de una. Londres sigue invadida por esas “ratas voladoras”.

Así que la cosa no parece fácil. Londres lleva ya varios años intentándolo, pero los turistas siguen alimentándolas o mejor dicho cebándolas. He llegado a ver alguna con varios quilos de más. ¡Qué horror! ¿Serán las calorías de la comida rápida inglesa?

Me queda el consuelo de que en Barcelona mantendrán su peso ideal gracias a la comida mediterránea. A no ser que realmente logren eliminarlas, cosa que dudo.

Marmite, Love it or Hate it

Uno de los productos más populares de Inglaterra es el Marmite, una especie de pasta saborizante que se emplea normalmente para untar tostadas. Es pegajosa, oscura y de olor fuerte. Vamos, que a primera vista no resulta muy apetecible. El marmite levanta pasiones, de hecho el eslogan de la marca es “Love it or hate it”. Lamentablemente, yo soy de las segundas.


Pero tengo buenas noticias para los primeros, el producto ya dispone de website en Internet dónde encontrar varias recetas con esta peculiar pasta.

Hey mate, let's go to London!

Seguro que conoces a alguien que ha vivido durante un tiempo en Londres. Esta ciudad sigue siendo uno de los destinos favoritos de los jóvenes del mundo. Cuna de la vanguardia musical, de la moda y cultura underground Londres te promete diversión, oportunidades, descubrimiento y mezcla. La ciudad reúne una variedad increíble de culturas y las hace suyas. Cuando alguien pisa Londres ya es un londoner, resulta muy sencillo conectar con la ciudad.


Londres mola. Ponte unas gafas de colores, unas botas extremadas o cualquier modelito imposible. Puedes incluso remover en el armario de tu abuela, seguro que alguien te dice que eres muy “cool”. Nunca desentonas, te lo prometo. Si no me crees, compruébalo.


Tre metri sopra il cielo

¡Ciao! Ya estoy en la bella Italia. Creo que en tan sólo dos días he logrado recuperar el peso perdido en mis anteriores destinos. Mamma mía, la pasta, la pizza, il gelatto! Sólo de escribirlo me entran ganas de ir a por otro. Dicen que el helado favorito de Juan Pablo II era el de castaña. Yo he preferido el de mora y, perdón por repetirme, ¡Mamma mía!


Al llegar a la capital italiana me invadió la decepción. Respiré una ciudad sucia, fea, olvidada, gris y salpicada de grafitis inexpresivos.

Creo que hay muchas Romas. La de ayer fue la Roma de Berlusconi, quien el año pasado aseguró que: “es una lástima pasear por ciudades italianas como Roma y ver que por la suciedad de las calles parecen ciudades africanas más que europeas”.

Hoy he visto varias. Como ya habéis podido comprobar, he descubierto la Roma gastronómica. Reconozco que la cocina italiana tiene más que merecido su protagonismo internacional. Al visitar el Coliseo he revivido la Roma de Gladiator, con Russell Crowe como guía turístico, pero el pobre tenía tanto trabajo que su intervención ha sido breve. Paseando por la Via Margutta han aparecido ellos, Audrey Hepburn y Gregory Peck, en sus Vacaciones en Roma, circulando en vespa por la Roma romántica. No demasiado lejos, cerca de la Piazza di Spanga, en la Via Condotti, el señor Armani me invitaba a entrar en las tiendas con más glamour de la ciudad.

Me quedan todavía muchas Romas por descubrir, pero de momento, la más real de todas ha sido la de Federicco Moccia. Me quedo con la imagen de Babi y Step (protagonistas de la novela “A tres metros sobre el cielo”), recorriendo las calles romanas a toda velocidad. Se trata de una ciudad joven, actual, viviendo simplemente en el presente.