Después de más de cuatro meses viajando por el mundo, he recibido la visita de unas amigas que han llegado a Cuba con ganas de sol, mojitos y fiesta, así que la mejor opción ha sido una excursión de un par de días a Varadero, gran complejo turístico situado en la provincia de Matanzas, a 130 kilómetros de La Habana.
La mayoría de turistas se dirigen a Varadero en autobús (24 dólares ida/vuelta), pero nosotras fuimos más listas y negociamos buen precio con Obelix, taxista pirata poseedor de un Cadillac de los 50. ¡Nos hacía mucha ilusión sentirnos como Olivia Newton Jones en Grease, aunque Obelix no se pareciera demasiado a Travolta!
Obelix es un tipo tímido, no muy acostumbrado a llevar a cuatro yumas(guiris en cubano), que no dejan de preguntar y reír. Nos cuenta que lo que está haciendo es ilegal, no está autorizado a transportar a turistas en su Cadillac. “Si nos para la policía, decid que somos amigos, me llamo Obelix”. Bromeamos con él asegurando que nos conocemos de unas clases de salsa en Barcelona. Obelix se limita a conducir y a mirarnos de reojo por el retrovisor.
Después de tres largas horas con un reggetón a todo volumen, llegamos a nuestro ansiado destino: playas de arena blanca y aguas cristalinas. Ni siquiera buscamos hotel, nos vamos directas al agua, donde a los pocos minutos mi amiga Pi, una rubia pequeña y blanquita, se pone como una gamba. Llega la hora del atardecer, hacemos fotos impresionantes y nos vamos a buscar hotel, con pulserita todo incluido, por supuesto.
En el hotel no hay demasiado ambiente, estamos en temporada baja, pero ¿qué importa? nos encargamos de animarlo y de sacarle partido a nuestras pulseras blancas hasta que, aburridas de bailar solas, decidimos ir a dormir para aprovechar el día siguiente, que empieza con un paseo en catamarán. Nuestro guía es Ángel, un cubano acostumbrado a las turistas, éste no muestra timidez, tontea con todas, es el típico papito que vende sus mejores encantos. Aunque a ninguna parece convencernos Ángel, le dejamos propina por las risas y por los motes que nos ha puesto: la trigueña, la ejecutiva, la bailarina…
Hay quienes afirman que Varadero es demasiado turístico, que no hay nada por ver y no les falta razón. No esperes encontrar allí la auténtica cultura cubana, tampoco intentes ir de museos o saborear la verdadera gastronomía de la isla. Ves a Varadero un par de días, bebe todo tipo de cócteles excesivamente dulces, ponte moreno y disfruta del paisaje que sólo sus playas ofrecen.
Espero que vuestro moreno haya logrado despertar la envidia que deseabais. Nos vemos de aquí un mes, un petó noies. ¡Gracias por venir!
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