Sin eÑe: La huella de Hemingway

La huella de Hemingway


La huella del escritor norteamericano que tanto quiso a Cuba está presente para todos los que saben buscarla.  Hemingway llegó por primera vez a la capital cubana en abril de 1928 y vivió un total de 22 años en ella. El autor de “El viejo y el mar” aseguraba que Cuba le daba suerte, ese era su lugar para escribir.
Tal vez visitando los lugares favoritos del escritor llegue a inspirarme como lo hizo él. Daré un paseo.
Mi día empieza en el Hotel Ambos Mundos, en el corazón de la Habana Vieja, donde Hemingway se quedó a dormir la primera vez que llegó a Cuba. Parece ser que el escritor quedó satisfecho con el servicio, pues cada vez que llegaba a la isla, después de atracar su barco Pilar, se dirigía a la misma habitación, a la del quinto piso. Aseguran que el hotel no ha cambiado demasiado desde entonces, aunque ¡espero que las sábanas sí las hayan cambiado!
Sigo paseando e imaginándome la vida de este amante de los mares a quien, cuando la inspiración le faltaba, decidía tomarse unos cócteles azucarados. Al llegar al  Floridita, entre la calle Obispo y Montserrate, me entero que fue él quien popularizó el  daiquirí (combinación de ron cubano con hielo y zumo de limón) y lo dio a conocer a  medio mundo. Al escritor no le faltaba razón: son los mejores de la ciudad. ElFloridita todavía mantiene intacta la banqueta donde se sentabaHemingway.
No cansada del ron cubano, me dirijo hacia la famosa y turística Bodeguita del Medio. Allí pregunto si existe rivalidad entre el Floridita y la Bodeguita, el camarero me responde con una frase deHemingway: “Mi daiquiri in el Floridita, mi Mojito in La Bodeguita”. El escritor tenía asignado un lugar para cada cóctel. Sí, el mojito está riquísimo, pero debes pagar por él 6 dólares. El precio, en este caso, sí que ha cambiado desde entonces.
Mientras disfruto de la música en directo me llega una humareda con olor a puro, es del viejecito que tengo sentado al lado. Es él quien me explica más sobre Hemingway.  En 1960  el escritor organizó un importante concurso de pesca e invitó a Fidel Castro para que entregase la copa al ganador. El viejecito asegura que Hemingwaypretendía ganar, pero… ironías del destino, el ganador fue Castro, así que “vuelta a la tortilla”, la copa se la tuvo que entregar el propio Hemingway.  Hoy en día, en esa zona de playa se encuentra elResidencial Turístico Marina Hemingway, con bares y restaurantes populares tales como El viejo y el mar,  Vila Paraíso, Papa’s, Fiesta y La Cova.  El torneo Clásico Internacional de Pesca de Aguja también lleva su nombre y los participantes zarpan cada año de los canales interiores.
Después de esta historia el viejecito me aconseja ir hacia Finca Vigía, antigua casa del escritor en San Francisco de Paula, donde actualmente está el Museo Hemingway con objetos personales y libros del mismo. Prefiero dejarlo para otro día, el ambiente de laBodeguita es acogedor y las historias del viejecito mejores que las de cualquier museo.
Durante la Segunda Guerra Mundial, Hemingway fue nombrado agente de espionaje, e incluso su barco Pilar fue equipado con armamento pretendiendo intimidar a los submarinos alemanes. Años más tarde volvió a trabajar para los servicios secretos estadounidenses, pasando información sobre la Revolución castrista, hasta que se vio obligado a abandonar la isla.  Hemingway se suicidó un año después, según dicen víctima de la paranoia: se sentía vigilado al mismo tiempo por los cubanos y por la CIA.  Aunque el viejecito y yo bromeamos  asegurando que lo hizo porque añoraba los mojitos y daiquirís de la isla. Reímos y nos despedimos.

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