Sin eÑe: El ambiente senil de Las Vegas

El ambiente senil de Las Vegas

Las Vegas huele a colonia Brumel y a puro, tiene un aspecto añejo, muy lejos del que presumía en su época gloriosa entre los 50 y 60.

Todos los grandes pasaron por Las Vegas, convirtiéndola en parada obligada del Star System de Hollywood, mitificándola. Las Vegas “tenía rollo”, era moderna, pujante, joven y cambiante.
Pero las actuaciones de Jerry Lee, Elvis Presley o Liberace quedaron atrás. Ahora es el turno de Celine Dion, David Cooperfield y Cher. ¿Cómo puede Cher seguir cantando? Eso, lamentablemente, ya no es joven ni moderno. Las Vegas ya no “tiene rollo”, ni siquiera sus casinos lo tienen, la mayoría se muestran avergonzados y humillados con esas moquetas rancias… ¡Qué horror!

El humo es el gobernante de la sala, y cuando lo respiras te das cuenta del ambiente enfermizo y contagioso en el que estás. Los jugadores, la gran mayoría abuelitos y abuelitas, no están pasándolo bien, sufren adicciones varias que el Casino les facilita: alcohol, hamburguesas baratas, máquinas que funcionan con sólo un céntimo y luz durante todo el día (como a las gallinas). Para ser un juego, no me parece nada divertido.

Aunque los intentos de remodelar Las Vegas han sido varios, no han servido de mucho. Ahora lo más “cool” y divertido de la ciudad son las fiesta matutinas en las piscinas del hotel. No quiero ni imaginarme la cantidad de silicona que debe haber por ahí… ¿Creéis que Cher asiste a algunas de esas fiestas? Lo más glamouroso ahora son los nuevos hoteles, que a partir de los 90 empezaron a competir para ser el más grande del mundo. Derrochar dinero es el concepto que reina en la ciudad. Da igual si el hotel no cubre ni la tercera parte de su capacidad, si tiene 5.000 habitaciones, mejor que mejor. Es una rivalidad constante, algo que resumiría como “a ver quién la hace más grande”. Y es que a los americanos les encanta parecer grandes, pero sólo logran eso, parecer.

No voy a negar que Las Vegas impresiona, todo es enorme, los hoteles parecen parques temáticos con centros comerciales y boutiques, pero todo se limita a eso, consumir y consumir. No tienes elección, para moverte necesitas incluso llenar el depósito, porque será imposible dar un paseo. No hay cultura, no hay felicidad, todo lo que ves es artificial, desde la Esfinge y la Torre Eiffel hasta la sonrisa de los camareros.

Y puestos a ver cosas artificiales y petardas, que me ofrezcan algo transgresor e innovador. ¡No quiero ver a Cher o a Celine Dion! Que me traigan a Paris Hilton, que seguramente con ella el entretenimiento está más asegurado. Y esta es la ciudad del entretenimiento, ¿no?

Pues eso, que Las Vegas se ponga las pilas, necesita un cambio de look.

No hay comentarios:

Publicar un comentario