La imagen de la izquierda es ya su icono, un símbolo internacional que muchas ciudades han copiado pero sin el mismo éxito, y es que nadie logra competir con ella. Nueva York es incomparable, es la capital del mundo, ¿quién no “ailovia” Nueva York?
Al llegar a la ciudad te das cuenta de que es distinta, nada parecida al resto de Estados Unidos. Aquí no hay sólo americanos, aquí hay new yorkers.
Un new yorker es una persona moderna, abierta, interesante y, probablemente, con un andar peculiar. Sea de la raza que sea o tenga la edad que tenga, sabrás que es uno de ellos, uno de los que ha encontrado su oportunidad en una ciudad que promete para todos.
Nueva York es de todos, ese es su encanto. Ni siquiera la Estatua de la Libertad es americana, tiene nacionalidad francesa. Caminar por Nueva York es caminar por el mundo, especialmente si paseas por cualquiera de sus cinco distritos: Manhattan, Queens, Brooklyn, el Bronx y Staten Island, este último sin demasiado que ver, salvo un vertedero al que han ido a parar los restos de las Torres Gemelas.
Podrás viajar a Latinoamérica sólo con coger el metro y bajar en Harlem (Manhattan), al este del barrio encontrarás una comunidad puertorriqueña, dominicana, cubana y mexicana. Pero sin duda, Harlem es afroamericano. Harlem es color, comida sureña, música jazz y misas góspel los domingos. En el Lower East de Manhattan, antes un área poblada por la clase trabajadora, existe una importante comunidad judía rodeada de tiendas con identidad propia, buen lugar para regatear y comer delis judíos. Pero si te va más el curry y la magia hindú, Jackson Heights (Queens) es tu parada, donde turbantes y saris te reciben a todo color. Si lo tuyo son los tacones y quieres ser como Sarah Jessica Parker en Sex in the City, puedes darte un paseo por las tiendas de la quinta avenida e ir a tu apartamento de Brooklyn Heights.
Brooklyn es enorme, con más de dos millones y medio de habitantes, se convierte en el distrito más poblado de la ciudad. Aquí hay barrios para todos. Pero Williambsburg, es el más variado, donde conviven más culturas en armonía. Algo parecido a lo que sucede en Astoria, en Queens, donde residen muchos europeos.
Y no puedo olvidarme del ya conocido y aterrorizador Bronx. Tiros, pandillas y pistolas, eso es lo que muchos turistas creen que encontrarán. La fama que ganó el Bronx gracias (o por culpa) del cine no es tan aterradora como parece. Sí, este barrio es el que más zonas conflictivas presenta, especialmente en su parte sur, pero muchas otras donde pasear tranquilamente, descansar en sus jardines botánicos o visitar el mítico estadio de los Yankees. No creo que te acuchillen por ello, aunque yo, por si acaso, siempre lo he visto de día.
Estuve viviendo en Nueva York tres meses y al llegar de nuevo a la ciudad, me ha dado cuenta de lo poco que conozco. Nunca deja de sorprender, nunca dejas de encontrar en la ciudad que nunca duerme y que no para de crecer. Hoy he quedado con Rosa, mujer catalana que me ayudó durante mi estancia. Lleva viviendo aquí 28 años y ella me lo ha confirmado: “todavía no me conozco bien la ciudad”.
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