Sin eÑe: enero 2011

Disparando con una AK-47

Puede que este vídeo sea impactante en nuestro país, pero en Estados Unidos las armas son parte de la cultura. Para muchos americanos ir a disparar con los amigos es tan sólo una actividad de fin de semana, para mí ha sido una experiencia al límite.


Little Havana

Aunque todavía no he llegado a Cuba ya estoy empapada de su sabor. Little Havana es la zona encargada de reproducir una pequeña parte de este país caribeño en los Estados Unidos.
Este histórico barrio, situado al suroeste de la famosa Calle 8, es el corazón del exilio cubano desde principios de los años sesenta, cuando los primeros emigrantes recrearon el estilo de vida de su país natal, asentando comercios y restaurantes propios de la capital cubana. Esta primera comunidad fue acogiendo y apoyando a las diferentes oleadas de exiliados cubanos como los batistianos en 1959, profesionales en 1961, marielitos en 1980 y balseros desde el 1992. Hoy en día Little Havana agrupa a poblaciones de diferentes partes de Latinoamérica, pero la más fuerte sigue siendo la cubana.

El último viernes de cada mes se celebra el Viernes Cultural, donde las pequeñas galerías abren hasta tarde e instalan paraditas de artesanía cubana en la calle. Señores con guayaberas (camisa tradicional cubana), terrazas con fuerte aroma a café cubano, tiendas de puros y carteles en español te transportan al país caribeño. Por la zona también hay lugares míticos como el Parque Dominó, el teatro Tower Theatre (el primero en ofrecer películas en español) o el paseo de las estrellas hispanas al más puro estilo de Hollywood boulevard, con Andy García y Gloria Estefan como anfitriones.

Cayo Hueso

Los Cayos de la península de Florida son islas tropicales que antiguamente servían de refugio para los pescadores, piratas y buscadores de tesoros.

La isla de Cayo Hueso (Key West en inglés), situada al extremo sur de la península, fue una zona habitada por piratas y revolucionarios que sobrevivieron a diversos ciclones. Hoy en día es una de las ciudades más turísticas y atractivas de la zona, con una vegetación tropical nada común en el resto del país y con una de las poblaciones más apasionadas y sonrientes. Los habitantes de Cayo Hueso se diferencian del resto de americanos por su estilo de vida Lait Back, tranquilo y relajado. Aquí no hay estrés, no hay móviles sonando continuamente ni gente trajeada que va estresada al trabajo. En Cayo Hueso encuentras diversión, gente informal que viste bermudas y chanclas y que, con copa en mano, asegura que beber es el deporte nacional.

El escritor Ernest Hemingway vivió durante un tiempo en Cayo Hueso, donde todavía hoy se respira un aire bohemio y artístico que incita a la inspiración, especialmente en el museo “Hemingway House” o en el Muelle de Mallory Square, donde una hora antes de la puesta de sol, se reúnen varios artistas que ofrecen sus mejores actuaciones para disfrutar de un sunset musical.

Si paseas por Cayo Hueso debes degustar el sabor cubano en uno de sus múltiples restaurantes y empaparte de historias de piratas visitando alguno de sus museos. Pero si lo que prefieres es inspirarte al más puro estilo Hemingway siempre puedes alquilar una barca e intentar pescar algo más de lo que logró el protagonista de “El viejo y el mar”.

No sólo Miami Beach

Llegar a Miami es sinónimo de vacaciones. Esta ciudad te obliga a vestir tirantes, pasear por sus playas y visitar algunas de sus discotecas. Si no lo haces, no lo saborearás como se merece.

Aunque en un principio pueda parecer superficial, y en muchas ocasiones lo sea, Miami no sólo es Miami Beach como muchos turistas creen y se limitan a conocer. Con un total de trece distritos, cada uno con su estilo y personalidad, la ciudad tiene muchos rincones por descubrir.

Los barrios más históricos y tradicionales son Coconut Grove, una de las mejores zonas residenciales y Overtown, el barrio tradicional negro. En el Downtown, al oeste de la ciudad, se ubica el distrito financiero, y al sur se encuentra el Coral Way, histórico barrio de los años 1920, con zonas verdes, arquitectura española y Art Decó. Miami cuenta también con un importante distrito artístico, Art Dicstrict, con calles repletas de galerías, boutiques de diseño y grafitis impresionantes que le dan un aire más informal al barrio. Y cómo olvidarse de la famosa Calle 8 de Little Havana, conocida por sus carnavales y por ser el centro de recreación y cultura cubana, muy presente en Miami, algo de lo que me gustaría hablar.

¿Quién no recuerda a Tony Montana (Al Pacino) en Scarface? Este cubano es el paradigma de muchos otros que emigraron a Miami en busca de su oportunidad, tras el triunfo de la Revolución cubana en el 1959.

Los primeros cubanos que llegaron a Miami fueron ciudadanos adinerados que se encargaron de crear la primera comunidad cubana en la ciudad. Pero a partir de los 80, cuando Fidel decide abrir las cárceles dejando huir a todos aquellos que quieran abandonar el país, es cuando se extiende el caso de Montana y Miami empieza a sufrir problemas de narcotráfico y mucha delincuencia.

En la misma época es cuando Sonny Crockett (Don Johnson) y su compañero entran en acción en la famosísima serie “Corrupción en Miami”. Esta pareja de policías de la brigada anti-vicio dedicaron sus esfuerzos a resolver la problemática en el Miami de los 80, impresionándonos a todos con sus Ferraris y su glamour.

Pero lo que sorprende en esta ciudad no son ni los Ferraris, ni el glamour, ni tampoco todos los cubanos, es la fusión de todo ello: historia, rascacielos, playas, discotecas y gente siempre sonriente. Muchos americanos menosprecian la ciudad llamándola “latina”. Tal vez no sepan apreciar la diversidad, el color y la magia de esta ciudad que no es latina sino bilingüe.

I love New York

La imagen de la izquierda es ya su icono, un símbolo internacional que muchas ciudades han copiado pero sin el mismo éxito, y es que nadie logra competir con ella. Nueva York es incomparable, es la capital del mundo, ¿quién no “ailovia” Nueva York?

Al llegar a la ciudad te das cuenta de que es distinta, nada parecida al resto de Estados Unidos. Aquí no hay sólo americanos, aquí hay new yorkers.

Un new yorker es una persona moderna, abierta, interesante y, probablemente, con un andar peculiar. Sea de la raza que sea o tenga la edad que tenga, sabrás que es uno de ellos, uno de los que ha encontrado su oportunidad en una ciudad que promete para todos.

Nueva York es de todos, ese es su encanto. Ni siquiera la Estatua de la Libertad es americana, tiene nacionalidad francesa. Caminar por Nueva York es caminar por el mundo, especialmente si paseas por cualquiera de sus cinco distritos: Manhattan, Queens, Brooklyn, el Bronx y Staten Island, este último sin demasiado que ver, salvo un vertedero al que han ido a parar los restos de las Torres Gemelas.

Podrás viajar a Latinoamérica sólo con coger el metro y bajar en Harlem (Manhattan), al este del barrio encontrarás una comunidad puertorriqueña, dominicana, cubana y mexicana. Pero sin duda, Harlem es afroamericano. Harlem es color, comida sureña, música jazz y misas góspel los domingos. En el Lower East de Manhattan, antes un área poblada por la clase trabajadora, existe una importante comunidad judía rodeada de tiendas con identidad propia, buen lugar para regatear y comer delis judíos. Pero si te va más el curry y la magia hindú, Jackson Heights (Queens) es tu parada, donde turbantes y saris te reciben a todo color. Si lo tuyo son los tacones y quieres ser como Sarah Jessica Parker en Sex in the City, puedes darte un paseo por las tiendas de la quinta avenida e ir a tu apartamento de Brooklyn Heights.

Brooklyn es enorme, con más de dos millones y medio de habitantes, se convierte en el distrito más poblado de la ciudad. Aquí hay barrios para todos. Pero Williambsburg, es el más variado, donde conviven más culturas en armonía. Algo parecido a lo que sucede en Astoria, en Queens, donde residen muchos europeos.

Y no puedo olvidarme del ya conocido y aterrorizador Bronx. Tiros, pandillas y pistolas, eso es lo que muchos turistas creen que encontrarán. La fama que ganó el Bronx gracias (o por culpa) del cine no es tan aterradora como parece. Sí, este barrio es el que más zonas conflictivas presenta, especialmente en su parte sur, pero muchas otras donde pasear tranquilamente, descansar en sus jardines botánicos o visitar el mítico estadio de los Yankees. No creo que te acuchillen por ello, aunque yo, por si acaso, siempre lo he visto de día.

Estuve viviendo en Nueva York tres meses y al llegar de nuevo a la ciudad, me ha dado cuenta de lo poco que conozco. Nunca deja de sorprender, nunca dejas de encontrar en la ciudad que nunca duerme y que no para de crecer. Hoy he quedado con Rosa, mujer catalana que me ayudó durante mi estancia. Lleva viviendo aquí 28 años y ella me lo ha confirmado: “todavía no me conozco bien la ciudad”.

Ruta gratis con un newyorker

Conocer Nueva York es muy difícil. Si vienes de vacaciones seguramente te limites a hacer la ruta obligada: Empire States, Estatua de la Libertad, Rockefeller Center, Central Park, puente de Brooklyn, Wall Street, Times Square, etc, y muy probablemente, después de tanto metro, te apetezca sentarte y relajarte, por lo que entrarás al Starbucks más cercano (en cada esquina hay uno).
Pero tal vez no sepas que tienes otra opción mucho más atractiva: conocer New York de la mano de uno de sus ciudadanos, totalmente gratis. ¡Cómo me gustan las cosas gratis!

The Big Apple Greteer cuenta con más de 300 voluntarios neoyorkinos dispuestos a acompañarte y regalarte una ruta por los rincones más seductores de la ciudad. Además de dar respuesta a todas tus preguntas en más de 20 idiomas, podrás exponer tus propuestas, y a partir de ahí, escoger la ruta que más se adecue a tus intereses.

Sólo debes enviar un mail y concretar el día que quieres hacer la ruta a: visitrequest@bigapplegreeter.org

Un domingo en Manhattan

Nunca me gustaron los domingos. Domingo es sinónimo de pesadez y lentitud, todo se detiene, todo está cerrado y oscuro. Algunos relajados, otros resacosos y la mayoría poco provechosos. Los domingos son holgazanes, aburridos y grises, pero no en Nueva York. La Gran Manzana también desacelera su frenético ritmo semanal, pues algunas líneas de metro deciden no funcionar, pero no apaga sus luces, todo lo contrario, ofrece unos colores mucho más atractivos.

Esta mañana el sol brillaba más de lo normal y mi serotonina, muy satisfecha, se ha encargado de despertarme de buen humor. Ambas hemos decidido dar un paseo por Harlem, visita obligada de domingo en Nueva York. Este día el barrio de Harlem se viste con sus mejores galas para cantar góspel. Existen muchas iglesias que ofrecen misas exclusivamente para el turista, donde la duración acostumbra a ser de media hora. Pero a mí me ha pasado algo que no olvidaré en la vida: llegar tarde a la misa de turistas (a las once ya no tienes la opción de escuchar esas animadas canciones). Pero he decidido no darlo por perdido, he preguntado a una mujer (con pamela) si estaba a tiempo de ir a alguna iglesia del barrio. ¡Vente conmigo!- exclama encantada- ¡Yo voy a la auténtica misa góspel, esta sí te va a gustar!

No sé cómo resumir todo lo que he vivido durante esas tres horas de duración. Sí, sí, tres horas en primera fila, con los ojos como platos y con una timidez que hacía tiempo que no me visitaba. La misa ha empezado fuerte, con canciones alegres, energéticas y vivas, con palmas y aplausos. Yo iba pillándole el ritmo hasta que el nivel de energía ha ido aumentando para terminar en lo que me ha parecido una misa de heavy metal, o más bien un exorcismo de película. Gente llorando, con los ojos blancos, tirándose de los pelos, corriendo de arriba abajo, escupiendo y saltando como si de una competición de pértiga se tratase. En serio, no exagero. Ha venido incluso la ambulancia a buscar a un chico que imagino que lo estaba dando todo. No sé qué le ha pasado exactamente, pues durante esas tres horas no he articulado palabra. La mujer que tenía al lado me daba la mano para que saltase con ella y, al no saber cómo actuar, me he limitado a dar saltitos. Estaba en medio de un éxtasis colectivo, en primera fila, irme de ahí hubiera sido una falta de respeto y, sinceramente, me daba miedo. Así que después de tres horas rodeada de una devoción exagerada, Central Park era la mejor opción.
El domingo todos los ejecutivos van de sport y corren por este inmenso parque con unas deportivas a la última. El ambiente del Central Park es algo ambiguo, entre repelente y envidiable. Repelente y repulsivo porque da rabia verlos a todos perfectos, con un chándal conjuntado y con el último modelo Ipod sujetado por un brazalete que parece estar muy de moda. Y envidiable porque este es uno de los parques más bonitos y grandiosos que he visto jamás en medio de una ciudad. Un parque con el que todos parecen satisfechos, pues lo cuidan, lo respetan y lo visitan. Es realmente fascinante la cantidad de gente que hay los fines de semana, se respira felicidad, pero tal vez demasiado dulce.

Así que después de tanto azúcar, me apetecía algo más amargo: un buen café, un ristretto, concretamente. ¿Qué mejor que bajar en Spring Street y visitar Little Italy? Esta zona es una de mis preferidas en Manhattan, no sólo porque huela a pizza y a café, sino porque es dónde está la movida neoyorkina. Y no es para menos, pues ofrece un mix exquisito de todo lo que buscan los jóvenes: bares, cafeterías, restaurantes y tiendas exclusivas. No se trata de un área comercial como puede ser Soho, dónde ahí sólo se puede ir a gastar, Little Italy tiene un aire bohemio y encantador, con tiendas con estilo, con rollito. Al final no he tomado mi ristretto, he terminado en una cafetería brasileña con mucho color que ha preferido deleitarme con su especialidad, café com leite. Mmmmmm, qué espumoso.

Y mi domingo ha terminado en Times Square, las calles y luces que más sorprenden al llegar a Nueva York. Pantallas gigantescas, música y turistas fotografiando apresuradamente han conseguido que termine por cansarme y me vaya a dormir creyendo que este sí ha sido un domingo productivo.

American Slang

Sigo empeñada en hablar como ellos, o como mínimo en entender todo lo que dicen. La mejor opción para empezar a hacerlo es aprendiendo algunas de las palabras del lenguaje coloquial, el “slang” o “street talking” americano. He salido a preguntar cuál es la palabra favorita de los neoyorkinos. ¿Cuál es la tuya?





El ambiente senil de Las Vegas

Las Vegas huele a colonia Brumel y a puro, tiene un aspecto añejo, muy lejos del que presumía en su época gloriosa entre los 50 y 60.

Todos los grandes pasaron por Las Vegas, convirtiéndola en parada obligada del Star System de Hollywood, mitificándola. Las Vegas “tenía rollo”, era moderna, pujante, joven y cambiante.
Pero las actuaciones de Jerry Lee, Elvis Presley o Liberace quedaron atrás. Ahora es el turno de Celine Dion, David Cooperfield y Cher. ¿Cómo puede Cher seguir cantando? Eso, lamentablemente, ya no es joven ni moderno. Las Vegas ya no “tiene rollo”, ni siquiera sus casinos lo tienen, la mayoría se muestran avergonzados y humillados con esas moquetas rancias… ¡Qué horror!

El humo es el gobernante de la sala, y cuando lo respiras te das cuenta del ambiente enfermizo y contagioso en el que estás. Los jugadores, la gran mayoría abuelitos y abuelitas, no están pasándolo bien, sufren adicciones varias que el Casino les facilita: alcohol, hamburguesas baratas, máquinas que funcionan con sólo un céntimo y luz durante todo el día (como a las gallinas). Para ser un juego, no me parece nada divertido.

Aunque los intentos de remodelar Las Vegas han sido varios, no han servido de mucho. Ahora lo más “cool” y divertido de la ciudad son las fiesta matutinas en las piscinas del hotel. No quiero ni imaginarme la cantidad de silicona que debe haber por ahí… ¿Creéis que Cher asiste a algunas de esas fiestas? Lo más glamouroso ahora son los nuevos hoteles, que a partir de los 90 empezaron a competir para ser el más grande del mundo. Derrochar dinero es el concepto que reina en la ciudad. Da igual si el hotel no cubre ni la tercera parte de su capacidad, si tiene 5.000 habitaciones, mejor que mejor. Es una rivalidad constante, algo que resumiría como “a ver quién la hace más grande”. Y es que a los americanos les encanta parecer grandes, pero sólo logran eso, parecer.

No voy a negar que Las Vegas impresiona, todo es enorme, los hoteles parecen parques temáticos con centros comerciales y boutiques, pero todo se limita a eso, consumir y consumir. No tienes elección, para moverte necesitas incluso llenar el depósito, porque será imposible dar un paseo. No hay cultura, no hay felicidad, todo lo que ves es artificial, desde la Esfinge y la Torre Eiffel hasta la sonrisa de los camareros.

Y puestos a ver cosas artificiales y petardas, que me ofrezcan algo transgresor e innovador. ¡No quiero ver a Cher o a Celine Dion! Que me traigan a Paris Hilton, que seguramente con ella el entretenimiento está más asegurado. Y esta es la ciudad del entretenimiento, ¿no?

Pues eso, que Las Vegas se ponga las pilas, necesita un cambio de look.

Surfeando en Beverly Hills

CouchSurfing.org es el portal internacional de mochileros del mundo. Esta página web no para de crecer superando ya los dos millones de miembros. Algo bueno debe ofrecer, ¿no?
Este portal ofrece un servicio de hospitalidad en línea, donde los miembros pueden localizar contactos en todo el mundo y quedarse en sus “sofás” o habitaciones, de forma totalmente gratuita. ¡Sí, hay gente encantadora y desinteresada por el mundo! Los que buscan alojamiento son los surfers, mientras que los que lo ofrecen son los couchers. Puedes formar parte de un grupo o de los dos, pero antes de empezar a usar la página debes crear tu perfil.

Los anfitriones pueden seleccionar las condiciones que ofrecen (cama, sofá, café…). Para evitar problemas de seguridad las cuentas se verifican mediante un depósito a modo significativo. Los usuarios pueden dejar comentarios en el perfil de su coach o de su surfer, respectivamente. De modo que si algún comentario es negativo, el afectado no lo puede borrar y queda abierto al público.
Pero el servicio no se ciñe únicamente al alojamiento, los usuarios pueden ofrecer también un servicio turístico, como puede ser una ruta en su ciudad o bien un café para conversar con alguien del lugar.

De esta forma, el viajero, además de ahorrarse el hostal, puede conocer mejor la cultura y la ciudad que visita de la mano de su coucher.

La página web es todo un mundo: existen grupos según aficiones, debates, eventos, reuniones y fiestas varias que organizan los embajadores, voluntariados y ofertas de trabajo más que interesantes.

Yo de momento ya soy una surfer, y gracias a esta página estoy cerca de 90210. Sí, sí ¿recordáis la mítica serie “Sensación de vivir”? Pues ahí estoy alojada, en Beverly Hills. Cuando mi coach me dio la dirección, me imaginé ser recibida por Brandon y Dylan, en una casa con piscina, rodeada de sus amigos musculosos con ferraris, música rap y caipiriñas varias. Pero no, duermo en un colchón en el suelo en el pequeño apartamento estudio de Carlos, un informático ecuatoriano. Más que suficiente. Gracias Carlos.

L.A Ciudad Maquillada

Hay ciudades idealizadas y con una fama inmerecida. Los Ángeles es  una de ellas. Sí, es uno de los mayores centros económicos y de entretenimiento del mundo, pero es una ciudad demasiado maquillada, muy superficial, llegando a ser una ciudad fea.

Los Ángeles alberga a las mejores industrias del espectáculo, música, cine, y televisión. Hollywood es la ciudad de las estrellas, la quimera de todo actor. Sí, pero sus calles parecen olvidadas y muy escasas del glamour que tanto presumen.

De hecho, Hollywood Boulevard (la calle de las estrellas) es casposa. El Teatro Kodak, donde los actores más internacionales van a recoger sus óscar, es un super centro comercial con tiendas que venden diademas, gorros y souvenirs baratos, realmente muy poco estilosos. No hay nada que hacer en Hollywood Boulevard, salvo fotografiar estrellas en el suelo. Por cierto, muchas de ellas sucias y maltratadas por el tiempo.  

La calle está llena flyeros que venden varias alternativas para conocer mejor la “ciudad de película”. Pero poco hay que ver en ella, además de edificios enormes y calles interminables con superficies  dedicadas a la comida rápida.  El Downtown de Los Ángeles es aburrido y grande. Da pereza pasear por él, porque seguramente no encuentres nada.   

Los Ángeles no tiene personalidad y se oculta tras sus enormes centros comerciales.  Sunset Boulevard y Santa Mónica Avenue sean, tal vez, las dos avenidas  más interesantes de la ciudad. En ellas existen tiendas más pequeñas y especializadas. Encuentras también algún restaurante rebelde que ofrece algo más que hamburguesas y alitas de pollo rebozadas. Sunset y Santa Mónica son jóvenes y cool.  Por la noche pasean los modernos de la city, la mayoría homosexuales. (En L.A hay una gran población homosexual, incluso más que en San Francisco). Y durante el día las calles parecen transformarse en un gimnasio imaginario. Varias mujeres caminan vestidas con el último modelo sport, sus mejores deportivas y mayas bien ajustadas, algunas incluso con cinta en la cabeza. Eso sí, todas ellas van con su batido doble de nata Starbucks en mano. ¿Contradictorio, verdad?

Lo único admirable y de película de esta ciudad son las casas y coches de Beverlly Hills, de escándalo. El coche y la casa que todos alguna vez hemos soñado está ubicado en West Hollywood, en el escenario de “90210: Sensación de vivir”.

Sinceramente, prefiero vivir en un piso humilde,  salir a la calle y tener algo más que hacer que ponerme mi mejor modelo para ir a comprar un simple batido de café o recorrerme la ciudad en el coche más fantástico. A Los Ángeles le falta originalidad y autenticidad, le falta vida, vida real.

Sabor californiano

¿Quién dijo que no existe gastronomía típica en  Estados Unidos?  En California, el producto estrella es el helado verde.  En Santa Cruz ya se comercializa uno con típico sabor californiano, sabor a marihuana.
Este helado es una alternativa para aquellos que no pueden dejar de fumar hierba. Los helados se venden sólo con receta médica y su precio es de 15 dólares. ¡Por ese precio me compro cuatro Häggen Dazs de nueces de macadamia!  
Entre los sabores favoritos destacan los de Banannabis Foster, Straw-Mari Cheesecake y Triple Chocolate Brownie.

Pero si lo vuestro no son los helados, no os preocupéis. La marihuana en Los Ángeles está al alcance de todos y ya es legal para uso médico en todo el estado de California. Por las calles hay muchísimas tiendas que venden  esta hierba. El comprador sólo necesita una receta médica, algo bien sencillo de conseguir. En las playas de Venice o Santa Mónica, por ejemplo, existen puestos de “recetas rápidas”. Es tan sencillo como ir e inventarte cualquier mal. Ansiedad, insomnio, ¡cualquier excusa es válida! Los encargados de hacer “recetas falsas” son unos genios en el terreno y  justificarán, sea como sea, tu necesidad de consumir esta milagrosa y terapéutica hierba. 
Y es que la marihuana tiene mucho protagonismo en este estado al oeste del país. El próximo 2 de noviembre los electores de California se pronunciarán sobre una propuesta para autorizar el cultivo, transporte y venta de marihuana.

¿Necesitará Arnold Schwarzenegger alguna receta para su próximo Terminator? Este sexagenario Gobernator  ha confesado su intención de volver al cine. Esperemos que sólo sea una alucinación provocada por esta hierba.

Eat, Pray, Love

La sede de la industria cinematográfica está en Los Ángeles, así que hoy me he permitido hacer un cine. Pero no creáis que os voy a adelantar algún estreno. En vez de aprovechar y avanzarme a todos vosotros, (aquí ya hay películas que un par de meses llegarán a España), he decidido ir al único cine de Hollywood , y creo que el más cutre de la zona, que todavía emite “Eat, pray, love”, con Julia Roberts y Bardem. (El estreno en Estados Unidos fue en agosto).

Sabía que la película no me iba a gustar tanto como el libro, pero quería verla de todos modos. El libro de Elizabeth Gilbert me pareció un relato increíble, sincero y un ejemplo de todos los viajeros que salimos en busca de algo más. Este libro me lo leí antes de ganar el concurso de Shandy Cruzcampo, mientras estaba de viaje en Tailandia rumbo a Indonesia. Tal vez por ello me marcó y me gustó tanto. Aunque, también hay que tener en cuenta que al libro no le quedaba otra opción: debía “ser bueno” o hacerse popular, pues la autora consiguió que se lo pagaran por adelantado.

Gilbert se envalentona y se desnuda ante el lector, mostrándole sus miedos e inseguridades. Lo hace cómplice llegándolo a convencer de que su decisión es la mejor. Decide emprender un largo viaje, olvidándose de los modelos impuestos. Engordará a base de pasta y pizza en Italia, rezará y meditará en un ashram indio y, definitivamente, se enamorará y encontrará el equilibrio gracias a un chamán indonesio.

Elizabeth Gilbert es divertida e irónica, mientras que Julia Roberts (Gilbert) pasa la mayor parte del tiempo llorando. (Eso sí, ¡qué bien llora Roberts!) Como ya es costumbre, el libro es muchísimo mejor que la película. Pero en él no se puede apreciar el acento de Javier Bardem, y realmente escucharlo en versión original no tiene precio.

On the road

California ofrece demasiado como para perdérmelo, así que por aquí me quedo. Mi siguiente destino era Las Vegas, pero como el póker, el Black Jack, la ruleta y demás jueguecitos no me interesan demasiado, he decidido apostar por algo más seguro. Una ruta en coche por el sur de California ha sido mi elección: de Santa Bárbara hasta Tijuana.
En los próximos seis días recorreré los lugares que definieron el famoso sueño californiano. Larguísimas playas llenas de surferos en Santa Mónica y Malibú, temperaturas cálidas, espectaculares atardeceres sobre el Pacífico y tierra de buenos vinos ¡casi como en casa! La llamada Costa azul americana me espera.

Tras visitar San Diego, otra ciudad con sabor casi mediterráneo, avanzaré pocos kilómetros para conocer la pintoresca Tijuana y saborear auténticos burritos y fajitas mejicanas. Tras darle alegría a mi estómago, deberé poner rumbo hacia la capital mundial del entretenimiento, Las Vegas , un par de días serán más que suficiente.
A lo Thelma y Louise conduciré rectas infinitas para adentrarme en el desierto de Nevada, eso sí, sin Louise (he decidido ser Thelma ,Geena Davis, por razones obvias) y sin rastro de sangre, lo prometo.
Así que si estos días estoy un poco más ausente no creáis que estoy siendo perseguida, ni metida en cualquier lío, simplemente me habré perdido o estaré sin conexión en un motel del desierto.

See you later, aligator!

Pon acento yankee

Este es un consejo práctico para todos aquellos que visitéis Estados Unidos. No basta con hablar inglés, debéis esforzaros al máximo para que vuestro acento sea lo más similar posible al americano. Siempre he pensado que una patata en la boca puede ser un ejercicio exitoso. Y es que si no practicáis, podéis ser malentendidos.
Un par de anécdotas que me han pasado en este país:

- En la cadena norteamericana de restaurantes Friday’s pedí un Nestea y pregunté si tenían Wiffi. El camarero me dijo que sí y se fue, por lo que entendí que me traería la contraseña. A los pocos minutos aparece con mi Nestea y con una copa de vino blanco. “¿Qué es esto?”, le pregunto. “La copa de vino blanco que me pediste”, responde seguro de sí mismo. (Wiffi, se pronuncia algo así como “Waifai” y el camarero entendió “White Wine”). Después de unas risas, se llevó el vino. Si el Nestea ya me costó 5 dólares, imaginad el vino… y no, no tenían “Waifai”.

- Paseando por Queens, en Nueva York, entré en un establecimiento a preguntar por una librería. El chico que me atendió empezó a decirme todas las combinaciones posibles de bus, metro e incluso ferry. Lógicamente, no podía ser que no hubiera ninguna más cercana. Pero el americano aseguró que sólo había una en toda la ciudad de Nueva York. ¿Cómo va a haber una única librería en una de las ciudades más grandes del mundo? Efectivamente, no sólo hay una, pero volví a ser malentendida. El chico me enviaba a la Estatua de la Libertad. (“Library” se pronuncia “Laibrari” y él entendió o yo pronuncié algo más parecido a “Liberty”, el nombre de la famosa estatua)

Definitivamente, debo mejorar mi inglés y, especialmente, mi acento yankee.

El hostal fantasma

Mi llegada a Moscú ya fue algo caótica, pero nada en comparación con lo que me esperaba en Beijing. Mi vuelo llegó a la una de la madrugada, por lo que debí batallar hasta conseguir un taxi a buen precio. (¡¡ No había ni buses ni trenes!!)

Me pedían 300 yuanes (unos 38 euros) y pasada media hora lo conseguí por 100 (12 euros). Eso implicó que el conductor fuera nobel. Sinceramente, creo que era su primera vez como taxista. Además de no hablar ni una palabra en inglés, no tenía ni idea de cómo llegar.

Creedme, no exagero, estuve metida en el taxi cuatro horas, de reloj. El recorrido al principio me pareció ameno. Todo lleno de farolillos rojos, de restaurantes luminosos, de grandes avenidas … Paramos en un hotel lujoso y el taxista me preguntó si era ese. Le dije que no, moví la cabeza negativamente pero terminamos entrando. Afortunadamente, el recepcionista hablaba inglés. Le ensené la dirección del hotel y no la conocía, pero rápidamente conectó su ordenador y abrió Baidu (la competencia de Google en China) y buscó en BaiduMaps.

Taxista y recepcionista empezaron a hablar rápidamente, Don Nobel se limitaba a mover la cabeza, asintiendo como si entendiera cada uno de los pasos a seguir. Me despedí del recepcionista y le pregunté si era fácil llegar. Sí, lo era, pero no para el joven taxista. Después de varias vueltas por la capital china volvimos a parar en otro hotel. Lo mismo, esta vez con mi portátil. La recepcionista hizo una llamada a mi hostal, pero nadie contestaba, así que me embarqué de nuevo a la aventura con Don Nobel.

No recuerdo el tiempo que invertimos en el segundo intento, pero la tercera parada ya fue directamente en una comisaría policial. Esta vez el poli se metió dentro del taxi y nos acompañó.

Su presencia me tranquiliza, un policía seguro que sabe cómo llegar. Pues no. Cuarta parada, tercer hotel. Saco de nuevo mi ordenador y le pregunto amablemente a la recepcionista, tampoco lo conoce, ni siquiera la calle. ¿Será un timo, será un hostal fantasma? Empiezo a desesperarme, pero de nada me sirve, ni el poli ni el taxista me entienden. El policía termina por cansarse y le pide a Don Nobel que lo deje de nuevo en la comisaría. Así lo hicimos: quinta parada, comisaría de nuevo. El poli se despide con una sonrisa de oreja a oreja como diciendo: “lo siento chica, buena suerte”, y yo le muevo la mano con cansancio. ¿Qué debo hacer? Son las 4:30 de la noche, hay poca luz, la gente duerme en la calle. Pero finalmente… ¡Don Nobel lo consigue! ¡Hemos llegado!

Mi hostal está situado entre unos callejones laberínticos, no es nada convencional, de hecho no tiene cartel. Se trata de un porticón rojo que da paso a un patio interior.

Después de llamar al timbre varias veces, aparecen un par de chinitas encantadoras en pijama, son las recepcionistas. Le pago al taxista los 100 yuanes acordados pero el muy sinvergüenza me exige 100 yuanes más. Las chinitas, haciendo de traductoras, me dicen que yo le había prometido eso. ¿Será mentiroso, cómo le voy a prometer nada si no nos entendemos? No tengo la culpa de su incompetencia. Amenazándome, el piltralfilla asegura que si no le doy 100 más no abre el maletero. Empiezo a enfadarme de verdad, para chula yo: ¡consigo sacarle las llaves del contacto! Estamos empatados. Don Nobel se enfada y empieza a chillar. Las chinitas, con una voz muy calmada, me aconsejan que apunte la matrícula del taxi para llamar a la policía. No hace falta, este no se mueve, les enseño las llaves. Finalmente, el taxista cede y se va resignado.

A las cinco de la mañana me acostaba, cansada pero feliz de haber ganado la batalla. ¡Ya tengo experiencia en Asia, Don Nobel!

Primeros pasos por Beijing

Los olores de Beijing son reflejo de sus increíbles contrastes. La capital china huele a variedad. Desde pato laqueado hasta inciensos exquisitos. Algo difícil de explicar, pero China tiene un olor especial, muy suyo.

Esta enorme ciudad entremezcla altos edificios y templos pintorescos, lo moderno y lo antiguo se fusionan en las principales avenidas para maravillar a cualquiera de su grandeza. Pero los hutongs (callejones de la ciudad vieja), se oponen a esas dimensiones descubriéndote lo minúsculo de la vida china. La pobreza preside en estas callejuelas, todo está permitido en los hutongs: duermen, cocinan, juegan, ven la televisión, lavan la ropa… y siempre que los miras, te sonríen y se ponen todavía más achinados. Les encanta compartir un rato con los turistas, aunque no se puedan comunicar con ellos. De hecho, hoy he comprado un refresco en un puesto de calle y he terminado sentada en un sofá, mirando la tele china con ellos. Después de compartir varias miradas y sonreírnos sin decirnos nada, he decido marchar. Una situación surrealista, sí, pero también enriquecedora. Lo mágico de Beijing es que, aún siendo la capital del país, sigue manteniendo ese aire de barrio, no como sucede en otras ciudades como Shangai, por ejemplo.

Después de mi refresco, una visita a la Plaza de Tian An Men me ha hecho recordar la Plaza Roja de Moscú. Situada en el centro de la ciudad, se trata de una gran explanada donde se realizan todos los actos políticos. En ella se encuentran el Museo Nacional de Historia y de la Revolución, el Gran Palacio del Pueblo, el Teatro Nacional de Ópera y el Mausoleo de Mao Zedong. Impresionantemente majestuosa.


La siguiente visita ha sido más coqueta y recogida. La calle de Shichabai es el paraíso de cualquier mujer. ¡Qué tiendas más bonitas! Lo quería todo: sombrillas chinas, abanicos, zapatos, peines… todo parecía de muñeca, delicado y diminuto. (Y eso que son los creadores de marcas como Adidash). Esta calle parece el decorado de un parque temático, es como estar en Port Aventura, tiene incluso un gran lago con islita y templo incluido. Aquí tienes asegurada ”la foto”.

He terminado por no comprar nada, esto de viajar tanto me ha ayudado a combatir el consumismo. Con las manos vacías me he ido al mejor lugar de la ciudad: el parque de Jin Shan. Salpicado de pequeños templos, este es el lugar ideal para relajarte y respirar un aire más puro, porque en Beijing resulta muy difícil, la ciudad está llena de polución. Este parque, que parece más un bosque, es también de unas dimensiones alucinantes. Es verde, pulcro, cuidado y hay muchos ancianitos practicando Tai chi. Desde su punto más alto se pueden observar unas impresionantes vistasde los tejados rojos de la Ciudad Prohibida. Pero esta visita la dejo para otro día… ¡estoy agotada!

¡Arranca tu tira!

Algo tan sencillo como una tira de papel se convierte en una herramienta imprescindible para moverse por Beijing. En el hall del hostal donde estoy alojada hay una pared cubierta de tiras de papel con los principales puntos turísticos de la ciudad escritos en inglés y en mandarín. En estas lengüetas se indica el medio de transporte (bus y metro) para llegar al destino. ¡Muy útil!

Así, si vas por la calle y estás perdido siempre puedes enseñar tu papelito. Si no, reza por encontrar a alguien que hable inglés. ¡Ya podrían haberlo hecho en Rusia!

¿Por qué escupen tanto los chinos?

Parece que la campaña de educación que se llevó a cabo en Beijing antes de los Juegos Olímpicos de 2008 no cambió demasiado las cosas. Todavía se puede escuchar a varios chinos escupiendo al unísono. ¿Por qué escupen tanto los chinos? Al parecer, antiguamente se creía que tragar saliva era sinónimo de tragar impurezas, por lo que se podía caer enfermo. Así que ellos lo echan todo, a cualquier hora, en cualquier lugar. ¡Más vale prevenir que curar! Ya podrían haber invertido el dinero de esta campaña en otra cosa, ¿no?


Aún así, me encanta Beijing, con lapos incluidos.

La Ciudad Prohibida

Si quieres ver turistas debes ir a la Ciudad Prohibida de Beijing. Las colas para comprar los tickets compiten con las que se forman en la Ciudad del Vaticano. Sin embargo, aunque su recinto también es ostentoso, el precio de la entrada es más barato (6 euros) y su historia más curiosa y entretenida.

Situado al norte de la plaza de Tian An Men, este complejo de palacios se construyó como consecuencia del traslado de la antigua capital de Nanjing a Pekín, decisión del emperador Yongle. Se bautizó como Ciudad Prohibida porque las personas corrientes no podían entrar en ella sin previo permiso del emperador. Seguro que si tenías una ofrenda tentadora para él, conseguía un lugar en su apretada agenda.

Se trata de un recinto de estructuras de maderas antiguas, grabadas, pintadas y ornamentadas con colores llamativos. Actualmente es la mayor colección de maderas antiguas que se conservan en el mundo y fue declarada como Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO (1987).

Con más de 600 años a sus espaldas, es el símbolo de la soberanía china. Fue la sede de 24 emperadores y de miles de concubinas, sirvientes y oficiales que trabajaban para ellos. También lo fue para numerosos eunucos servidores del reino (hombres castrados), para evitar así tener descendencia y sobre todo para prevenir cualquier relación con las bellas concubinas. Todavía hoy se pueden ver los pabellones y habitaciones de todos los habitantes. La más coqueta es, sin duda, la de las concubinas, con un enorme tocador. No hace falta decir que el emperador disponía de una enorme Corte Exterior, la parte más llamativa de la ciudad. Dividida en tres grandes pabellones esta corte servía para realizar las grandes ceremonias imperiales, los banquetes y para el reposo del emperador, ¡menuda cama!

Si ya habéis visto la película de “El último emperador” os podréis hacer una idea de este maravilloso complejo. Si no, apuntáosla a vuestra lista de pelis pendientes.

Cómo entender a los chinos

Las diferencias culturales entre orientales y occidentales son numerosas. De hecho, ni siquiera compartimos el sentido del humor. Ellos se ríen a carcajada por cosas que a nosotros nos dejan indiferentes, no entienden nuestra ironía e incluso pueden llegar a malinterpretarla. Mientras los occidentales nos abrazamos y nos saludamos dándonos las manos o intercambiando un par de besos en las mejillas, ellos se saludan con un frío “Ni Hao” (hola), así que si vas a darle un abrazo entusiasmado a un chino puede que salga corriendo, que no se lo tome bien o que se sonroje. Tampoco debes mirarle fijamente a los ojos, se pondrá nervioso y considerará que eres demasiado directo.

Orientales y occidentales somos diferentes, eso está claro pero ¿por qué? ¡Pues ahora lo podré descubrir! Esta mañana paseando por tiendas de suvenires he encontrado el libro que da respuesta a todas mis preguntas: “101 Stories for Foreigners to Understand Chinese People”. Lo he comprado.

Estas 101 historias para entender a los chinos han sido escritas por un matrimonio, Yi S. Ellis y Bryan D. Ellis. Cómo veis, aquí el apellido de la mujer es el dominante. Ella nació en Shangai y emigró a los Estados Unidos con sólo 13 años. Estudió Letras y Ciencias Políticas y conoció a su marido Bryan, quien estudió Relaciones Internacionales. Ambos decidieron ir a vivir a Shangai y fue entonces cuando publicaron su primer libro, basándose en sus propias experiencias y anécdotas vividas por los turistas y extranjeros.

No lo he leído todavía, pero le he echado un vistazo a estas 101 historietas y ya puedo decir que, como mínimo, son curiosas y divertidas. Y lo más importante: seguro que facilitan mi estancia en China.

Terapia de las tazas chinas

Por Beijing he visto muchas espaldas con unas manchas perfectas de color rojo. La primera vez que vi a un hombre repleto de esas manchas circulares me llamó mucho la atención y pensé que sería una enfermedad de la piel. Ese mismo día, vi a tres o cuatro personas con las espaldas idénticas. ¡No podía ser que una enfermedad causara tales circunferencias!

Efectivamente, no es una enfermedad. Se trata del cupping o la terapia de las tazas, un método de la medicina china tradicional.

Esta técnica utiliza recipientes redondos, como una taza, para crear un vacío parcial y hacer succión en la piel. Es algo parecido a un chupetón o al abrazo de un pulpo. Esta técnica mejora la circulación de la sangre y de los fluidos corporales ayudando a todo el sistema nervioso. Puede mejorar la tos, el asma, las jaquecas, el vértigo y la digestión. Incluso la mismísima Oprah Winfrey reconoció que le gustaría probar esta antigua práctica de la medicina china.

Originalmente se usaban los cuernos de animales como ventosa para tratar la tuberculosis y actualmente el material que se utiliza es el cristal o el bambú. Esta mañana he visto en un mercadillo el pack completo de tazas de cristal para realizártelo en casa. No es aconsejable hacerlo solo, como cualquier otro tratamiento siempre se debe acudir a un especialista.

Por cierto, una semana después del tratamiento desaparecen las horribles manchas.

Motocicletas eléctricas

El medio de transporte más popular en China es la bicicleta. Las hay por todas partes, pues la ciudad está realmente adaptada para ellas. Y más aún, son respetadas como cualquier vehículo a motor y circulan con total tranquilidad por todo tipo de vías: desde las minúsculas calles de los hutongs, hasta las grandes avenidas que parecen autopistas. Algo impensable y peligroso en nuestro país.

Hace ya algún tiempo que a la tradicional bicicleta le salió su rival más directo, la bicicleta eléctrica, que ha ido ganando terreno gracias tanto a su comodidad como a su gran eficacia a la hora de transportar pequeñas cargas.
Pero los más fashions prefieren las nuevas motocicletas eléctricas. Con ellas te aseguras ir a la última, las hay de todos los colores y diseños freaks: rosa fucsia, verde eléctrico, con dibujitos… Estos ecológicos vehículos funcionan con una pequeña batería extraíble para cargarla en casa. Modernas, ecológicas y baratas, su precio oscila entre los 200 y 300 euros. Eso sí, si bebes no conduzcas.


Soy adicta a los jiaozis

Estoy indignada con los restaurantes chinos de nuestro país, no hacen justicia a la variedad gastronómica de China. No sólo hay arroz tres delicias y rollitos de primavera. De hecho, en los seis días que llevo aquí no he comido ninguna de las dos cosas.

La cocina china es tan rica y diversa como el país y su población, ¡imaginad! Y lo mejor de todo, sanísima, pues la mayoría de sus alimentos son cocinados al vapor.

Ahora os voy a confesar mi adicción a los jiaozis (dumplings chinos). Esta masa de harina cocinada al vapor sobre un recipiente de bambú me tiene loca. Son pequeños panecillos rellenos de lo que quieras: verduras, pollo, albóndigas, cerdo, ternera, pescado, marisco…. Hay paradas por todos lados y son sorprendentemente baratos. Un dumpling, un yuan (12 céntimos). ¡Buahhhh! Cada día me como mínimo cuatro. Mi favorito es el de verdura y ternera, mejor que el estofado de mi madre (lo siento mamá, pero te echo de menos igual).

Otra de mis preferencias culinarias es el hot pot o huoguo (fondue china). Se trata de alimentos que te cocinas en la mesa, en un recipiente al fuego con caldo caliente. Además de ser entretenido, el total de alimentos que puedes comer es increíblemente variado. Setas, carnes, patatas, verduras… ¡Todo dentro de la olla y a esperar a que se cueza! Existen tres tipos de hot pot: picante, normal o mixto. Yo probé el normal con carne de cordero y puedo asegurar que estaba delicioso. Como la mayoría de sus platos, el hot pot siempre va acompañado de diferentes salsas: soja, sésamo, cacahuetes…

¿Y para postre? Lo que menos me imaginaba es que podría encontrar un puestecito de churros con chocolate. Efectivamente, los chinos también comen churros.
¡A él parecen encantarle!

Facebook es QQ

Mientras medio mundo considera a Google como el buscador estrella, los chinos aseguran que Baidu es inigualable. Google decidió salir del país por las censuras impuestas y tras sufrir un ataque de piratería (los chinos y sus copias). Aunque no está censurado, pues China volvió a renovarle la licencia, Baidu sigue ganándole terreno, llegando a ser ya el cuarto mayor proveedor de búsqueda a escala mundial. Es de estilo similar a Google, pero algo que lo hace mejor es que incluye descargas directas de archivos MP3, WMA, SWF, etc.

Realmente China es otro mundo y sus censuras no tienen límite. Decidieron bloquear la red social más importante del planeta, Facebook, tras los violentos enfrentamientos producidos en Urumqui, hace más de un año (julio 2009). Pero Facebook tiene sustituto chino. QQ es actualmente uno de los sitios web chinos más famosos del mundo, una mezcla entre Messenger y Facebook. En QQ puedes recibir mensajes instantáneos, jugar online, criar mascotas y colgar tus mejores fotos. ¿Tendrán el famoso “Hazte fan”? ¿Será el club de fans de Mao el más popular?

A Youtube siguen sin levantarle el castigo. El portal de vídeos en Internet fue bloqueado, al parecer, tras un vídeo que mostraba los incidentes entre la Marina americana y varios pesqueros chinos en el Mar del Sur de China (marzo 2009). ¡Qué pena, os quedáis sin ver el trueque que he realizado en Beijing! Prometo colgarlo en Tailandia.

Y el equivalente chino a la página de subastas en Internet, Ebay, se llama Taobao. Esta página web que se basa en la compra venta incluye, además, la opción del trueque. ¡Si veo que algún trueque se presenta difícil, ya sé dónde acudir!

Me parece estupendo que chuleen de sus dotes para crear páginas web y mascotas internautas. Pero a estas alturas presumirían más si dejaran ya de censurar y de encarcelar a gente inocente. Es vergonzoso que una de las nuevas potencias mundiales sea la mayor prisión de periodistas y blogueros del mundo. China es cobarde y no se presenta sincera mientras persigue y castiga a la libertad de expresión. Pero eso no se puede decir, ni leer. Muy modernos y cibernéticos para unas cosas, añejos y primitivos para otras.

La mano de Michael

Ayer me sorprendió que un anciano vendedor me hiciera el gesto de Ronaldinho al comprarle unas galletas. Sí, ese gesto que también usan los surfers (pulgar y meñique levantados).


No supe que decir, pensaba o que el señor se estaba quedando conmigo o que simplemente celebraba que alguien comprara en su tenderete. Me costó lo mío descifrar que su mano escondía el precio de mis galletas, concretamente 6 yuanes.

Pero ahora, gracias a mi amigo Michael (los chinos siempre usan nickname), ya puedo ir a comprar tranquilamente. Si alguna vez venís a China os será de gran ayuda este vídeo. En él, Michael nos enseña la numeración china con una sola mano del 0 al 10.

El vídeo de Beijing

Todos hemos estado alguna vez en un barrio chino, la mayoría de ciudades del mundo tienen el suyo propio. Pero Beijing no es un China Town cualquiera. Beijing es auténtico.




En Tokio no parpadees

Ya estoy en tierras de manga, zen, tatamis, kimonos, sakuras, biombos, sumo, tecnología maniática, sushis, geishas, bonsáis, ninjas… ¿Por dónde empezar? Vamos a dar un paseo por su capital y sus enormes barrios.

Parpadear en Tokio es una pérdida de tiempo, seguro que durante el acto te pierdes algo. La capital japonesa alucina y estimula incluso al más sosegado, es un éxtasis constante. Moderna y extraña, deslumbrante, tremendamente limpia y sorprendentemente cordial. También es carísima, pero su amabilidad no tiene precio. Si le preguntas a un japonés hará todo lo posible por ayudarte, incluso puede que salga corriendo a buscar respuesta. Pero tranquilo, volverá, te dará la mejor solución y te hará una reverencia. ¡Arigato! (Gracias)

El barrio de Shibuya, es el más moderno, famoso e iluminado de la ciudad. En él se encuentra el cruce por el que más personas pasan al día del mundo Scarmble Kousaten, aunque yo lo concretaría diciendo que es por el que más freaks del mundo desfilan. Jóvenes con vestimentas inauditas y combinaciones nunca vistas. Calentadores de tigre y falda a topos, diademas de Hello Kitty y botas de militar, peinados futuristas y mucho, mucho color. Este superpoblado cruce se puede ver en la película ”Lost in Translation” y en “A todo gas 3”.

¡Shibuya es la caña! Centros comerciales de moda gigantescos, como el popular Shibuya 109, salas recreativas con música a todo volumen, pantallas de plasma y luces de neón prometen distracción. (He estado toda la tarde alucinando).

A pocos minutos de este barrio se encuentra Yoyogi Park, un Central Park (NYC) a la japonesa, la mejor opción para pasar una tarde de domingo relajada. Familias y picnic, jóvenes jugando al bádminton y sobre todo pasarela de perros. ¡Sus vestidos son más caros que los de sus dueños! Los perritos son las estrellas y protagonistas del parque, tienen sus propias zonas de juego (distribuidas según su peso), sus propias fuentes y todas las miradas de los turistas. Son coquetos y divertidos, ¡he visto a un perro skater sobre monopatín (él solo)! Pero también los hay gandules y sus mamás los pasean en carritos de bebé.

Y todo esto en un solo día, en un único barrio. Creo que Tokio tiene muchas papeletas para convertirse en mi destino favorito. Eso sí, quiero la papeleta con dibujo manga.

Instrucciones de uso: El retrete japonés

La tecnología más avanzada del mundo está en Japón, los objetos más usuales y cotidianos, como los inodoros, también disponen de botones y funciones varias. Una fusión del relegado bidé y del inodoro. Un dos por uno, así de prácticos son los retretes japoneses.

Después de hacer tus necesidades, tienes dos opciones: encender el botón de delante (el que se denomina botón femenino) o el de atrás, y esperar a que salga un chorro de agua que se encargará de limpiar la zona elegida. También puedes graduar la presión del chorrito. ¡No vaya a ser que salga demasiado fuerte!

El inodoro japonés piensa incluso en los alérgicos a la celulosa. Y es que, después de lo más básico, debes decidir de nuevo: usar el tradicional papel higiénico o bien el secador instalado en el cíber retrete. Lógicamente, aquí también puedes elegir la temperatura del secado. Normalmente oscila entre los 40 y 60 ºC. ¿Peluquería genital?

Hay inodoros que incluso disponen de calentador en su asiento. ¡Tu culito nunca pasará frío! Ahora sólo falta que el retrete te suba los pantalones. ¡Seguro que el de Akira Toriyama ya tiene esa función!

Las bolitas de la crisis

La ludopatía en Tokio es escandalosa. Las colas para entrar en las salas de juego pueden compararse con las que se forman en nuestro país para comprar la lotería de Navidad. ¿Por cierto, quedan números?

Hay máquinas para todos los gustos, pero el juego más multitudinario es el Pachinko, existen edificios dedicados exclusivamente a él. Las salas tienen todos los ingredientes necesarios para que el jugador siga anclado a la silla, mirando fijamente a la pantalla: ceniceros, personal a su entera disposición sirviendo bebidas y música a todo volumen.

Algo tan solicitado debe prometer un buen premio, ¿no? Pues lo más curioso de todo es que jugando al Pachinko no conseguirás dinero. Los premios tan ansiados son mecheros, juguetes y llaveros. ¿Apetecibles, verdad? Con un poco de suerte, consiguen cambiar estos objetos por dinero… pero ¿cuánto sacarán por ellos?

Y ¿cómo se juega? Con bolitas plateadas. El jugador cambia sus monedas (yenes) por bolitas que deberá insertar en la máquina. El objetivo es conseguir más bolitas. Existe un regulador que se encarga de girar y expulsar las bolas del centro hacia la parte inferior, pero el jugador debe hacer que caigan en pequeñas puertas que dan acceso a más bolitas. ¡Cuántas más tenga, más posibilidades de mecheros varios! Luego debe ir al mostrador con sus bolitas y canjearlas. Eso es todo.
Este juego se nutre de miles de enfermos que pasan horas y horas delante de esas horribles y ruidosas máquinas, con enormes cestas llenas de bolitas a la espera de un absurdo regalo.
Ahora entiendo la crisis del ahorro en Japón, seguro que las bolitas tienen parte de culpa.

Panda Bus

Muchos turistas se quejan de que el transporte público en Tokio es demasiado caro. Pero muchos desconocen que existe un bus panda que ofrece un recorrido por la ciudad totalmente gratuito.
El Panda Bus, como bien indica su nombre, se trata de un autobús en forma de oso panda que recorre todo el distrito de Asakusa, uno de los más coloridos e interesantes de la ciudad. Con un total de 8 paradas y 40 minutos de ruta, el Panda Bus te asegura visitar los lugares más turísticos e interesantes de la zona, como el Santuario Hanayashiki Imado o la Puerta de Trueno del Templo Sensoji.

¡Entérate de su ruta! http://www.sg-elem.co.jp/pandabus/


Top 6 Tokio

¿Por qué siempre deben ser 5 o 10? Aquí mi Top 6 de los barrios de Tokio.

1. ASAKUSA:

Uno de los barrios más famosos, coloridos, tradicionales y turísticos de Tokio, visitado tanto por extranjeros como por japoneses. Creado alrededor del Templo Sensoji, combina su espacio con templos ,jardines y zona comercial.
- Templo Senseji : Es el templo más antiguo de Tokio y uno de los más visitados. Aunque se trata de una reconstrucción, ya que los americanos se encargaron de destruirlo durante la Segunda Guerra Mundial. La entrada principal al recinto es la puerta Kaminari-mon.

- Nakamise: Mercadillo tradicional de Asakusa. En esta calle comercial con encanto, se pueden encontrar los mejores souvenirs. Desde ella se llega a la puerta Hozo-mon que da acceso a la gran explanada que posee la sala principal Kannon-do, la pagoda de las Cinco Historias, el Santuario Asakusa y las salas Yogodo y Awashimado.

- Asakusa Entretaiment Hall : Zona de entretenimiento donde encontrar todo tipo de cómics y espectáculos de magia, acrobacia y mímica.

- Asahi Breweries, ltd : Edificio dorado que representa una jarra de la principal marca de cerveza japonesa, Asahi.

2. SHIBUYA:

Una de las áreas más fashion de Tokio. Lugar preferido de los adolescentes para reunirse e ir de compras, como por ejemplo a los centros comerciales ¨Shibuya 109¨ o ¨Ura Hara¨. Zona repleta de tiendas de música moda , comida rápida y todo tipo de freakadas.

- Omotesando: Avenida comercial donde se encuentran marcas de primer nivel.

- Yoyogi Park: Uno de los parques más grandes de Tokio, lugar de reunión preferido para familias y amigos. En él los domingos se hacen todo tipo de conciertos y performances.

- Harajuku: Los domingos la estación de tren Harajuku (Yamaote Line) se convierte en un escaparate de moda única y extravagante, donde se concentran multitud de jóvenes para mostrar sus últimos modelitos imposibles como los ya conocidos ¨Cosplay¨ (manga, anime) o góticos y rockabillies.

- Santuario Meij: Unos de los más importantes de Tokio. Honra la memoria del Emperador Meiji ,el emperador moderno de Japón, y de su esposa Shoken .

- Takeshita Dori: Una de las calles comerciales más famosas de la zona, en ella se vende la ropa más rara.

3. SHINJUKU :

En este barrio encontramos el centro administrativo y comercial de Tokio. La estación de Shinjuku, la más transitada del mundo, divide la zona en dos áreas: avenidas comerciales llenas de luces de neón al este y grandes rascacielos al oeste.

- Tokyo Metropolitan Government : Este rascacielos alberga el centro del Gobierno local de Tokio. En su planta 45 se encuentra un observatorio gratuito abierto al público.

- Kabukicho : Esta calle concentra un gran número de teatros, cines, restaurantes, salones recreativos, discotecas, clubs de striptease, etc.

- Electric Street : Calle que concentra tiendas de electrónica.

- Shinjuku Gyoen National Garden: Enorme jardín que perteneció a la familia imperial. Tiene 3’5 Km de diámetro y combina estilo francés , inglés y japonés.

4. AKIHABARA :

Área con la mayor concentración de electrónica de Tokio, dónde se encuentra todo lo relacionado con computadoras de todo tipo y animación audiovisual (manga, anime, viedeojuegos, etc.). Es una de las pocas zonas donde encontrar dependientes que hablen inglés. Es allí donde disfrutar de tiendas dutty free de electrónica (libres de impuestos para turistas).

- Electric City : Calle principal de venta de productos electrónicos. (Hibiya line H15, salida 5)

- Área de instrumentos musicales: La calle que va desde la salida oeste de la estación Ochanomizu hasta la avenida Yasakini está repleta de tiendas especializadas en instrumentos de música.

- Templo Kanda Myojin : Santuario dedicado a los siete dioses de la fortuna, donde muchos empresarios van a rezar para la prosperidad de sus negocios.

- Yushima Seido : Santuario y primera escuela superior de Tokio dedicada a las ensenanzas del maestro chino Confuncio (1690).

- Kanda : Zona con la mayor concentración de libros de segunda mano.



5. UENO:

El distrito está dominado por el Parque Ueno, el más famoso de Japón, y alberga varios museos que se integran perfectamente alrededor de un mercadillo curioso de ropa y pescado. (Metro: Yamanote Line)
- La tumba Shogi Tai: En el parque de Ueno. Se trata de dos lápidas que recuerdan a los samurái que lucharon en la batalla del Monte Ueno.

- Museo Nacional de Tokio: Con varios edificios dedicados al arte asiático y chino y con la mayor colección de material histórico japonés del mundo.

- El Zoo de Ueno: ubicado dentro del Parque , es el más antiguo de Japón y uno de los más representativos del país.

6. GINZA :

Área pija y sofisticada donde se encuentran boutiques y comercios carísimos.

- Intersección Ginza : El cruce de la avenida de Chuo y Harumi (metro Y 19 )es el mejor punto de partida para recorrer Ginza.

- Mercado de pescado Tsukiji : El mayor mercado de productos marinos del mundo. Este mercado mayorista abre casi cada día de 3:00 am hasta 7:00 am.

- Edificio Sony : Contiene showrooms donde poder probar los nuevos productos de la marca.

- Tienda Apple: Cuatro plantas dedicadas exclusivamente a productos de Apple.