Sin eÑe: La Ciudad Prohibida

La Ciudad Prohibida

Si quieres ver turistas debes ir a la Ciudad Prohibida de Beijing. Las colas para comprar los tickets compiten con las que se forman en la Ciudad del Vaticano. Sin embargo, aunque su recinto también es ostentoso, el precio de la entrada es más barato (6 euros) y su historia más curiosa y entretenida.

Situado al norte de la plaza de Tian An Men, este complejo de palacios se construyó como consecuencia del traslado de la antigua capital de Nanjing a Pekín, decisión del emperador Yongle. Se bautizó como Ciudad Prohibida porque las personas corrientes no podían entrar en ella sin previo permiso del emperador. Seguro que si tenías una ofrenda tentadora para él, conseguía un lugar en su apretada agenda.

Se trata de un recinto de estructuras de maderas antiguas, grabadas, pintadas y ornamentadas con colores llamativos. Actualmente es la mayor colección de maderas antiguas que se conservan en el mundo y fue declarada como Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO (1987).

Con más de 600 años a sus espaldas, es el símbolo de la soberanía china. Fue la sede de 24 emperadores y de miles de concubinas, sirvientes y oficiales que trabajaban para ellos. También lo fue para numerosos eunucos servidores del reino (hombres castrados), para evitar así tener descendencia y sobre todo para prevenir cualquier relación con las bellas concubinas. Todavía hoy se pueden ver los pabellones y habitaciones de todos los habitantes. La más coqueta es, sin duda, la de las concubinas, con un enorme tocador. No hace falta decir que el emperador disponía de una enorme Corte Exterior, la parte más llamativa de la ciudad. Dividida en tres grandes pabellones esta corte servía para realizar las grandes ceremonias imperiales, los banquetes y para el reposo del emperador, ¡menuda cama!

Si ya habéis visto la película de “El último emperador” os podréis hacer una idea de este maravilloso complejo. Si no, apuntáosla a vuestra lista de pelis pendientes.

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