Sin eÑe: ¿Te atreves a cruzar?

¿Te atreves a cruzar?

Motos, motos y más motos. Eso es lo primero que ves al llegar a la capital vietnamita. El caótico tráfico que atiborra las calles de Hanoi da miedo. Ni siquiera el de El Cairo o el de Nueva Delhi, que ya es decir, logra competir con el suyo.


Si eres experto en jugar al Tetris lo tienes fácil, sólo has de visualizar dónde encajar mejor, porque nadie va a parar a prestarte ayuda. Aquí no hay normas ni semáforos, aquí gana el más fuerte. Así que envaléntate, abre los ojos, corre y cruza. ¡Con un poco de suerte nadie te atropella! Una vez superado el primer paso, ya puedes empezar a deleitar esta maravillosa ciudad.

Las callejuelas del casco antiguo son, sin duda, las más curiosas. Todas ellas se dedican a un gremio diferente. Está la calle de las gafas, la de las sillas o la del zapato. Y como bien indica su nombre, sólo podrás encontrar ese producto. Me pregunto si existirá la calle del trueque.

En la calle de la comida no deja de sorprender que una de sus especialidades sean las patas (pies) de gallina a la brasa. Sí, sólo sus pies, eso que nuestras abuelas le echan al caldo. ¿Creéis que eso saciará el apetito? Los puestecitos callejeros de comida son pequeños y curiosos. Los clientes se sientan en unos mini taburetes que parecen diseñados por “Ikea para bebés”. Todo en el casco antiguo de Hanoi es pequeño y concentrado, tal vez incluso claustrofóbico.

Pero recordemos que Vietnam también estuvo bajo el dominio francés hasta la II Guerra Mundial, así que de ellos se quedaron lo mejor. Baguettes deliciosas y espacios coloniales encantadores, todo ello a un ritmo más pausado y distinguido, con bares y tiendas que parecen sacadas de “Sex in the City”.

Un contraste asombroso y entristecedor, como el de muchas ciudades asiáticas. Pero los vietnamitas jamás están tristes, son gente de sonrisa permanente. Debemos admirar al pueblo vietnamita, colonizado y castigado por Francia, ocupado por Japón y destrozado por Estados Unidos. Un pueblo masificado ahora por los turistas.

Los vietnamitas no lo han pasado bien, por eso mismo se enorgullecen de haber superado una difícil historia y celebran entusiasmados el milenario de su capital. Gritemos todos al unísono ¡Viva Ho Chi Minh!

No hay comentarios:

Publicar un comentario