Como sucede en muchas ciudades, el antiguo barrio humilde y olvidado da un giro para convertirse en la zona turística con más encanto de la ciudad. Eso mismo le sucedió a Trastevere (detrás del Tíber). El que fue el barrio marginal sirio y judío de la capital italiana cambió a finales de la Segunda Guerra Mundial para ser hoy el distrito con más magia de Roma.
Este pintoresco barrio le debe gran parte de su encanto a la Piazza Santa María. Su Basílica, del mismo nombre, y su fuente octogonal del siglo XVII son un destacado punto de encuentro para romanos y turistas.
Sus calles laberínticas, adoquinadas y repletas de coquetas terrazas te permiten saborear la auténtica noche romana. Como en cualquier laberinto resulta fácil perderse, pero eso lo hace todavía más especial. Seguro que, entre sus rincones escondidos, te tropiezas con algo sorprendente; tal vez una tienda, un monumento, una galería de arte o, simplemente, un local encantador.
Si vas a Roma debes ir a Trastevere, cenar en una de sus muchísimas terrazas, apreciar el bellísimo acento italiano, tomar unas copas, caminar sin rumbo y, antes de irte a dormir (si no te has perdido) tomar unas fotos de la Piazza Santa María iluminada. Eso es lo que hice yo y te lo recomendaré tantas veces como quieras.
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