Es imposible no enamorarse de los múltiples encantos de Edimburgo. Si conoces su historia sentirás admiración por ella, Escocia es patria, orgullo y sinónimo de pueblo unido. Si escuchas sus leyendas y mitos una intriga se adueñará de ti, querrás saber más, un halo de misterio envuelve la capital escocesa. Si paseas por sus eléctricos y verdes paisajes necesitarás respirar más fuerte, Escocia es naturaleza. Si contemplas sus edificios te darás cuenta de que lo moderno desentona, sería molesto y ensuciaría el resto de la ciudad, cualquier edificio con menos de cincuenta años sería visto como un intruso, Edimburgo es autenticidad. Incluso sus lluvias y bajas temperaturas llegarán a parecerte especiales.
Una de las figuras más representativas e importantes de Escocia es Mel Gibson, ¡ay, perdón, me he vuelto a confundir! Quería decir William Wallace.
¿Quién no recuerda la película de Braveheart? Esta película épica dirigida, producida y protagonizada por Mel Gibson narra la vida de William Wallace, héroe nacional escocés.
William Wallace fue un rebelde que lideró la revuelta popular contra el déspota rey Eduardo I de Inglaterra, quien quería conseguir la corona de Escocia aprovechando que el último rey no tuvo herederos.
Tras la pérdida de la independencia de Escocia, en 1297 Wallace se unió a las tropas de Andrew Murray para luchar contra los ingleses. El problema fue cuando Wallace se dio cuenta de que sus tropas eran mucho menores que las inglesas. Gracias a su inteligencia estratégica salió brillante del conflicto al decidir que el mejor lugar para llevar a cabo la batalla sería en el puente de Stirling, ciudad situada a 50 km de Edimburgo.
El puente de Stirling era realmente estrecho y Wallace despistó a los ingleses aprovechando el momento para atacar. Fue una batalla sangrienta y victoriosa para Escocia. Desde entonces, Wallace fue nombrado como Guardián del Reino de Escocia.
Pero un año después, el país fue invadido por un gran ejército de Eduardo I. Las tropas de Wallace fueron derrotadas y él se vio obligado a escapar. Se exilió en Francia (gran aliado de Escocia, pues ambos detestaban a Inglaterra) pero regresó y lo capturaron en Glasgow. Fue conducido a Londres donde lo juzgaron por traición y lo ejecutaron.
Como veis, Wallace fue el salvador de Escocia, pero muchos consideran que el auténtico héroe fue Robert The Bruce, primer rey de la nación escocesa. En la película de Braveheart la figura de The Bruce no se ajusta a la historia real. Mel Gibson quiere demasiado protagonismo. Robert The Bruce jamás traicionó a Wallace, pues ni siquiera se conocieron.
Fue Robert the Bruce quien consiguió unificar al país, quien derrotó a los ingleses en Bannockburn y quien logró que el mismísimo Vaticano y el Papa de Roma reconocieran a Escocia como país independiente. Y por ese entonces, nadie dudaba de la palabra de Dios.
Y permitidme que termine con la enérgica frase de Wallace en Braveheart: “Pueden que nos quiten la vida, pero jamás nos quitarán… LA LIBERTAD” .
Ohhhhhh… ¡Cómo me gusta Wallace! Por cierto, por Edimburgo he visto una copia barata a él. Me quedo con Mel.
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