Después de visitar un total de ocho ciudades europeas tal vez me haya vuelto un poco exigente, pero Helsinki no me gusta. Todas las ciudades visitadas me han sorprendido con sus paisajes únicos, pero Helsinki no me ha regalado mucho más que frío. Esta ciudad es gris, triste, sin ambiente en sus calles y no demasiado acogedora, de hecho sólo dispone de cuatro hostales. La capital finlandesa es introvertida, fría y callada. Sus edificios parecen entristecidos y sus calles, sin terrazas, se sienten solitarias y poco queridas.
Si a principios de septiembre ya está a 9 ºC y se respira este ambiente, imaginad a mediados de enero que puede llegar incluso a -30ºC. Helsinki no se relaciona mucho con sus ciudadanos ni con sus turistas, nadie se lo permite. Todo el mundo está dentro.” Vamos dentro, a algún lugar acogedor y con calefacción”. Por ello, se presenta como funcional y básica. Está ahí, pero nada la hace especial.
Uno de mis mejores amigos de Barcelona ahora está en Helsinki. Me alegró pensar que sería él quien me descubriría los lugares “bonitos”. Quedé con Èric y me presentó la zona más “cool” de Helsinki, Kallio.
Este distrito sería el sinónimo de El Born (Barcelona), Trastevere (Roma) o Taksim (Estambul). Sí, Kallio también posee esa atmósfera artística y bohemia que hace de estos distritos los más modernos y juveniles, pero no se ve, no se nota. Debes entrar en sus bares para comprobar que tienen personalidad y se alejan del insípido centro. Pero desde fuera nada te lo demostrará.
Nos decidimos por Pulmu, un bar pequeño con luz tenue, sofás acogedores y decorado con imágenes deportivas de los setenta. Tomamos un café bien caliente mientras la mayoría de finlandeses bebían cerveza. Allí conocimos a Daniel, quién nos explicó más sobre el barrio.
La mayoría de los clientes de Pulmu son treintañeros de la zona que se reúnen para tomar algo y escuchar música en directo, aunque más de uno sólo para emborracharse. Daniel comenta que en Finlandia existen serios problemas de alcoholismo y lo atribuye al clima, lo que más detesta de su país.
Explica que Kallio es el lugar deseado por los estudiantes y jóvenes trabajadores porque hay variedad: existen numerosos restaurantes orientales, bares con buena música, centros de masaje tailandés y varios locales de prostitución, lo que provoca que siempre haya policía por la zona. Las viviendas son pisos pequeños habitados mayoritariamente por intelectuales, en Kallio se ubica la Universidad de Arte y Diseño de Helsinki y el Museo de Arte Moderno.
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